Raúl Morales: «Siento a Sofía al lado mío, dándome su calor y su impulso»

14/7/2024

Su hija, que hoy cumpliría 37 años, es una de las víctimas fatales del boliche República de Cromañón. Con al menos 194 muertos y miles de heridos, el incendio del 30 de diciembre de 2004 es la peor masacre de la historia del rock en todo el mundo. La ley del Congreso de la República que crea un espacio de memoria en el predio del horror podría caerse.

«Soy Raúl Morales, un vecino de la ciudad de Buenos Aires que trata de vivir lo mejor que se pueda», se presenta parado bajo un sol potente cuyos rayos mitigan el invierno porteño; un gorro azul de lana cubre sus orejas; a su espalda se yergue un edificio desvalido pero elegante pintarrajeado de grafitis y murales: el establecimiento donde funcionaba el boliche República de Cromañón; «con el respeto y el cariño que hay que dar a la gente, empezando por la familia, siguiendo por los amigos y por todos en general; eso es lo que siempre con mi esposa Adriana inculcamos a los chicos, el respeto y pensar en ayudar al que lo necesita».

En torno del entrevistado hay gente y bullicio. «Jornada por la memoria, Cromañón 20 años», dice en letras multicolores sobre fondo negro un afiche difundido en las redes sociales de internet durante los días previos; «arte, música, derechos humanos», agrega la convocatoria; «domingo 7 de julio, 16 horas», precisa; «santuario de Once; espacio para la memoria (Mitre y Ecuador)», completa; «invitan: Organización 30 de Diciembre y Movimiento Cromañón», menciona a los anfitriones; «rueda de prensa: Ademys, Hijos Buenos Aires, Organización 30 de Diciembre, Movimiento Cromañón, Serpaj».

«Mi familia consta de mi señora Adriana y tres hijos», sigue Raúl, miembro de Que No Se Repita, una de las peñas de ciudadanos que reclaman memoria, verdad y justicia; «Martín, el más grande, que a pesar de todo pudo salir adelante; terminó una carrera universitaria, ingeniero electrónico; Sofía, la del medio, la única nena; y Santiago, que es sociólogo y también pudo salir adelante, formar una familia; tengo cuatro hermosos nietos [dos son hijos de Martín y dos de Santiago]; Sofía lamentablemente esa noche del 30 de diciembre de 2004 estuvo presente junto a sus hermanos y no pudo salir; no supieron nada de ella; dejaron de verla en ese momento; obviamente falleció, la pude reconocer en el Hospital de Niños y doy fe de que no está más con nosotros».

«No está más con nosotros físicamente, pero la tenemos tan en el recuerdo y en todo lo que nos dio, nos regaló, en esos 17 años de vida que no la podemos olvidar tan fácilmente; nos brindó mucho; quizás fue el regalo que Dios nos quiso obsequiar en la vida ¿por qué le tocó a ella y a otros no, por qué otros vinieron y no entraron, por qué muchos entraron y pudieron salir, por qué algunos no quisieron venir? el destino es indescifrable; la verdad es que a ella le tocó; vinieron con amigos, eran como 20, y la única que falleció fue Sofía; la siento al lado mío; la siento darme su calor y su impulso para seguir adelante».

«Doy gracias a Dios por mis nietos, mis hijos y mis nueras, que son todos unos soles que nos acompañan permanentemente; nos cayó esto; primero fue el dolor que había que soportar y después fueron las preguntas de ¿por qué, qué pasó, quiénes son los responsables? las víctimas vinieron a disfrutar de un show, un espectáculo organizado por el señor, si se puede llamar señor, Omar Chabán, junto con el grupo Callejeros; el Gobierno de la Ciudad lo permitió, aunque sabía que era un local de baile que funcionaba como un microestadio; nunca estuvo habilitado; esto hace que el Gobierno sea responsable».

Sofía Victoria Morales tenía 17 años cuando expiró rehén del boliche República de Cromañón, en el barrio porteño de Once, durante un recital que se convirtió en una trampa diabólica. El uso de pirotecnia por el público generó un incendio que hizo del inmueble una cámara de exterminio. Con al menos 194 extintos y miles de heridos, el horror del 30 de diciembre de 2004 es la peor matanza de la historia mundial del rock. Los fallecidos quizás sean más. El número de sobrevivientes también es indeterminado. Mientras tanto, convertir en sitio histórico el recinto es uno de los mayores desafíos pendientes.

«Los homenajes por los 20 años [de la masacre] van a continuar; desarrollamos, como hoy justamente, acciones artísticas; pero lo [más destacado] que estamos tratando de conseguir es la expropiación; existe la ley [nacional]; conseguimos en 2023 que tanto Diputados como Senadores aprobaran que este lugar (el local de recitales y el hotel que lo contiene) funcione como un museo histórico; pero falta una serie de pasos burocráticos que debe ser implementada». Había un año para cumplir los requisitos. El plazo vence el 27 de octubre, en algo más de tres meses. Si entonces continúan pendientes, la norma se caerá.

«Por suerte, casi como en el último minuto del descuento del anterior Gobierno [Nacional], se logró la reglamentación; el otro paso que hay que dar es ingresar al lugar para tasarlo ¿qué valor tiene esta propiedad en términos reales? los expertos en el nivel inmobiliario pueden analizar cuántos ambientes tiene [una construcción], cómo están distribuidos, cómo es la luz; en este caso influye el estado del edificio; hace 20 años que nadie le pone un peso; no sabemos si está en condiciones estructurales para un espacio de memoria; el Tribunal de Tasación de la Nación debe ingresar con sus peritos para valorarlo».

«Ayer tuvimos una reunión en ese órgano judicial para saber qué novedades hay respecto del acceso al lugar para poder realizar el cálculo», contará Raúl más tarde por teléfono; «nos dijeron que están dispuestos a avanzar, que tienen todo listo, pero que no les ha llegado todavía la orden concreta del Ministerio de Justicia [de la Nación]; los [demandantes] que estábamos presentes éramos como 12 personas; a continuación fuimos al Ministerio; nos recibió la jefa de Gabinete [María Florencia Zicavo]; le planteamos el problema y nos dijo que se va a poner en contacto con las autoridades del juzgado».

La brega de los familiares y los sobrevivientes ostenta hitos mayúsculos en términos jurídicos e institucionales. Con veredictos notables logrados de manera progresiva y paciente en distintas instancias. Como principales culpables materiales fueron sentenciados Emir Omar Chabán, gerente del boliche (muerto en 2014 en condición de preso); Raúl Alcides Villarreal, colaborador de este; Rafael Levy, propietario; Diego Marcelo Argañaraz, mánager de Callejeros; y Carlos Rubén Díaz, subcomisario. El máximo implicado político es Aníbal Ibarra, jefe de Gobierno de la Ciudad, que fue destituido.

Otros convictos son los músicos: Patricio Fontanet, Maximiliano Djerfy, Elio Delgado, Cristian Torrejón, Juan Carbone y Eduardo Vázquez. Este sumó después la cadena perpetua por el crimen de su esposa, Wanda Taddei, perpetrado en 2010 (la roció con alcohol y la prendió fuego durante una discusión de pareja). Más castigados por el desastre del recital: Fabiana Fiszbin, Ana María Fernández, Gustavo Torres y Roberto Calderini, funcionarios porteños; Rubén Fuerte y Luis Perucca, empresarios; Alberto Corvellini, Marcelo Nodar y Marcelo Esnok, integrantes de Bomberos de la Policía Federal.

«Los considero responsables [a los Callejeros]; provocaron esta masacre; en el año que duró el juicio [durante 2008 y 2009] a veces nos preguntaban ustedes por quién van o en contra de quién; [respondíamos] nosotros queremos que se descubra cuáles son las responsabilidades y que los culpables se hagan cargo con lo que la Justicia determine; obviamente, un veredicto nunca nos va a dejar conformes; es más, no hay ninguno preso, fuera del baterista [Vázquez] y por otro motivo, incendió a su esposa; están haciendo su vida; pueden respirar el aire todos los días, nuestros hijos no».

«Me costó mucho después escuchar rock argentino; me sentí muy defraudado; me encanta la música, me encanta el rock en general; soy seguidor por ejemplo de Los Beatles y del rock sinfónico; me gustan bandas como Génesis o Queen; pero el rock nacional me defraudó, sentí que miraron para otro lado con todo esto; muy pocos artistas y muy pocos grupos se sumaron al reconocimiento de que lo que pasó en Cromañón está mal y de que los que organizan un evento deben tener la conciencia de cuidar a su público; muchos hasta tuvieron la nefasta idea de apoyar al grupo Callejeros».

«Al principio pensaba que el rock se iba a solidarizar con nuestra pérdida, pero no fue así; son contados con los dedos de una mano los artistas y las bandas que dijeron sí, estuvieron mal; replican que le podría haber pasado a cualquiera; es verdad; nosotros siempre lo afirmamos; La 25, que tocó antes que ellos, podría haber vivido lo mismo; no sé, La Renga; hay tantos grupos que pudieron tener ese final, pero les tocó a ellos; puede haber muchos automovilistas en la calle manejando sin cinturón de seguridad, rompiendo las normas, pero el que sufre el accidente es el que paga el pato; en este caso fue Callejeros».

«No tengo nada contra ellos en forma personal; pero me duele muchísimo que al día de hoy, después de casi 20 años, salvo Djerfy [el guitarrista; se declaró responsable; perdió a cinco familiares en el show; murió hace tres años, se descompensó mientras jugaba un partido de fútbol], ninguno fue capaz de tener la hombría y la valentía de decir pido perdón por lo que pasó; eso es lo que más duele; más allá de la sentencia, más allá de los años que cumplieron; si fueron muchos, si fueron pocos; lo que más queremos, que nos aliviaría un poco el dolor, es que sean hombres y digan somos responsables».

«El edificio era un local de baile que funcionaba como microestadio, con capacidad para mil personas, donde se hacían recitales; en realidad, para ser usado como microestado, era necesario realizar modificaciones acorde con las normas; cuando en el juicio [2008-2009] se escucharon todas las versiones y comentarios, daba vergüenza que el boliche operara así; elegir el concepto de local de baile les permitía ignorar la ambulancia en la puerta, zafar de ciertas exigencias de seguridad y evitar el control del Gobierno de la Ciudad; Cromañón tenía un límite de 1032 personas y esa noche había más de 5000».

«¿De quién era el cometido de restringir el ingreso? primero, de los que vendieron las entradas; no podían distribuir más de mil; la lógica dice eso; sin embargo, vendieron 5000 como mínimo; si bien en la Justicia figuran 3000 o 3500 [espectadores] y 1400 sobrevivientes que padecieron consecuencias, estaba repleto, lleno de gente; y [era incumbencia] de la Policía, que debía controlar que respetaran la cantidad de asistentes; pero se limitó a buscar el sobrecito, que lamentablemente sigue existiendo; la fuerza cobraba un porcentaje en base a la cantidad de gente; cuanto más público, más se llevaba».

«Había un móvil policial en la puerta, pero nunca controló nada; el gerente, Omar Chabán, y [su colaborador Raúl] Villarreal, eran los dos que estaban en la parte organizativa y promocionaban los shows; en ningún momento acotaron la admisión, al contrario; Villarreal seguía vendiendo entradas en la puerta, para que entrará más y más gente; el límite de espectadores fue establecido por el espacio; el publico paró de meterse cuando dejó de haber posibilidades físicas de acceder; y el grupo [Callejeros] permitió que se colara un montón de seguidores, incluso con mochilas que jamás fueron revisadas».

«Cuando empezó el juicio [2008] se trató de investigar quién era el dueño de la propiedad; consiste en un hotel de tres pisos; planta baja para el acceso y tres plantas más; en el espacio del nivel inferior estaba Cromañón; es una sola unidad; pertenece a una empresa off shore con domicilio en la República de Uruguay; uno de los responsables es Rafael Levy, una persona muy conocida en el barrio de Once; tiene un montón de emprendimientos y negocios; a veces un poco sucios, pero emprendimientos al fin; hizo que este hotel funcionara a la par de la discoteca, que era una especie de salón de usos múltiples».

«Para sacarle un poco más de provecho, a alguien, no sé quién, se le ocurrió independizarlo, pero solo de palabra, porque los vínculos entre el hotel y el local donde funcionaba Cromañón siguieron existiendo; había puertas o accesos que figuraban como salidas alternativas de emergencia que eran comunes a las cocheras del hotel; todo en verdad muy raro, muy complicado, muy tomado de los pelos; pero bueno, consiguieron sacar un poco más de fruto; Cromañón figuró como un local de baile en un principio, pero totalmente dibujado, sin cumplir las reglamentaciones correspondientes».

«Cuando Levy, que fue considerado uno de los causantes, cumplió la sentencia, el tribunal decidió entregarle la llave para que hiciera lo que quisiera del lugar, sin respetar el derecho de los familiares y sobrevivientes a saberlo; lo correcto era avisarles que la llave iba a quedar en manos del propietario; pero eso no ocurrió; directamente le entregaron la llave; el lo primero que hizo fue contratar volquetes y limpiar todo lo que había adentro; destruyó parte de la memoria; para los que perdieron un ser querido, a lo mejor una simple zapatilla era muy valiosa como pertenencia de un hijo, un nieto, un esposo o un pariente».

«Lo que me ayudó y me sigue ayudando a seguir adelante, se lo recomiendo a los que puedan hacerlo, es plasmar en palabras los sentimientos o lo que uno quiera manifestar; exploré esa veta; a lo largo de estos 20 años fui anotando emociones o historias ficticias pero al mismo tiempo reales; hacerlo me acercó mucho a mi hija; intuí que por medio de la redacción podía sacar afuera todo lo que uno no puede expresar de otra manera o no lo dejan; me ayudó a que la visión de lo acontecido tenga un cauce; personalmente no soy de exteriorizar demasiado y lo hice a través de la escritura; tantos testimonios, tantas sensaciones».

«Pude plasmar todo en un libro personal, que no está publicado ni a la venta; es una parte de mí que quedó en palabras; también una parte de la familia, de los amigos, de los amigos de nuestros hijos; la mayoría manifiesta incomprensión; son incapaces de entender cómo alguien que salió a divertirse tuvo semejante final; todos se sienten muy relacionados [con las víctimas]; eran jóvenes que estaban terminando la secundaria, tratando de buscar un camino que se trastocó con esto que los cortó por el medio; aparecen autoridades de la escuela, del club; lugares que transitábamos, donde teníamos afinidades».

El texto de Raúl se extiende casi 400 páginas y se titula Pedaleando la vida. La portada luce una foto de una chica que levanta un brazo en actitud pujante. El autor le tomó el gustito a la escritura, que de a poco se volvió un hábito y un oficio. Posteriormente sacó un volumen de cuentos infantiles que incluye diez historias resultado del vínculo con sus cuatro nietos (que de forma cotidiana preguntan: «¿quién era la tía Sofía?»). Esta segunda obra trascendió en algunas librerías porteñas. Ahora tiene prácticamente cocinada una tercera publicación, también con una decena de narraciones para niños.

«En el libro [Pedaleando la vida] cuento que la soñé [a Sofía] un montón de veces; la alternativa que tenía para afrontar esos sueños era escribir lo que pasaba en ellos; es muy singular lo que digo, porque a veces uno sueña y a la mañana cuando se levanta no se acuerda; sabe que soñó, que el tema era tal, pero sin los pormenores; a mí por fortuna me tocó recordar como casi al detalle; tuve 39 sueños a lo largo de los primeros momentos; después dejé de soñarla; creo que ahora no hace falta que aparezca de esa manera; la siento tan cerca, tan al lado mío, al lado de nuestra familia, de nuestros sobrinos, de nuestros nietos…».

«Sofía era la mimada de los tres; con ella, por ser nena, como padre habitualmente podía expresar algunos sentimientos que con los varones me era más difícil comunicar; nunca se negaba a un abrazo, un beso; a pesar de que tenía 17 años, éramos tan compinches y tan amigos, además de padre e hija, que siempre me emocionó; a veces es difícil el vínculo; más a esa edad; el adolescente quiere hacer su vida, tener sus secretitos, sin intromisión de los padres; aparecen los primeros amores, las primeras salidas con amigos; pero en el día a día la disfrutábamos tanto y era tan cariñosa con nosotros…».

«Me inspiraba por ejemplo a despedirla a la noche con un beso o hacerle cosquillas, que era a lo mejor una forma de comunicarnos, vincularnos más allá de la autoridad del padre y la sumisión de la hija; por suerte está cambiando todo esto; el adultocentrismo está quedando atrás; los derechos del niño y el adolescente están creciendo; doy gracias a mi hijo Santiago, que como sociólogo está en esa lucha, tratando de hacer valer los derechos, las libertades y las opiniones que pueda tener un chico, que muchas veces uno ignora; volviendo a Sofía, era muy amiguera; sabía ganarse el afecto de sus amigos…».

«[Con los cuentos infantiles] mis inspiradores fueron mis nietos; cuatro varones; me puedo quedar tranquilo porque tengo formada la línea de cuatro, hablando futbolísticamente; el más grande, Ignacio Benjamín, tiene ocho años; le sigue Dante, que tiene seis y medio; después Ramiro, hermano de Ignacio, de cinco; el más chiquitín, Nicolás, hermano de Dante, tiene dos y es la locura familiar; está en puro crecimiento y en pura investigación; a pesar de que ya tuvimos la experiencia con los otros tres, estamos disfrutando otra vez esos momentos tan lindos; tirarse al piso y armar rompecabezas o cubos…».

«Por suerte tengo cuatro nietos que son mi luz, como son la luz de nuestra familia y de nuestros hijos; ellos nos entregan tanto amor, tanto cariño, tanta locura linda todos los días, que realmente los disfrutamos muchísimo; el desafío de escribir cuentos me permitió conectarme con cada uno, con sus necesidades infantiles, con sus brujas malvadas, con sus dinosaurios que salen de la laguna, con las mariposas que vuelan, con las palomas que buscan nidos donde poder tener sus polluelos; eso me dio libertad para animarme a volar un poco también, salir adelante junto con ellos y disfrutando con ellos».

Mayra Bottero, la esposa de Santiago, el hermano menor de Sofía, es cineasta. A la crianza de sus dos niños suma la pasión como realizadora audiovisual. Su ópera prima es un largometraje documental titulado La lluvia es también no verte (2015), dedicado a las víctimas de Cromañón, donde se atrevió a ponerse la 10 como directora y guionista. La acompañaron Liv Zaretzky (ayudante de dirección), Florencia Franco, Gabriela Cueto (producción), Rocío Milena Bottero, Loreta Neira Ocampo (música), Manuel de Andrés (sonido), Fernando Lorenzale (fotografía) y Valeria Racioppi (montaje).

«Sofía como persona sensible no podía ser sino de Cáncer; nació el 14 de julio de 1987; dentro de una semana va a a cumplir 37 años; al respecto, encontré una opción que llamaría simpática; la música es buena comunicadora; transmite sentimientos y estados de ánimo; de causalidad, porque todo es causalidad, una vez escuchando mientras manejaba me enteré de una iniciativa para el público de Radio Disney llamada El despertador; en esa época había que grabar un mensaje, ahora se puede mandar un WhatsApp; hay que decir el nombre de alguien y saludarlo para lo que sea, como el cumpleaños».

«Uno tiene que mandar un mensaje en audio para esa persona y dedicarle una canción; así de sencillo; me prendí, me gustó la idea y me comuniqué con El despertador; desde el año 2006, todos los 14 de julio, sale por la radio el mensaje para despertar a Sofía; le digo unas palabras y le dedico una canción; al principio traté de explicar mi mensaje lo más que pude, porque generalmente son saludos para personas vivas, no para alguien que ha fallecido; pero me entendieron perfectamente; hoy por hoy tenemos una amistad con los locutores y la productora, que me conocen y siempre me recuerdan».

El tramo final del audio de esta nota (desde el minuto 86 y pico), reproduce un fragmento emitido por Radio Disney el viernes 12 de julio, último día hábil previo al domingo 14. Ocurre que El despertador se apaga los fines de semana. Hay una introducción de los conductores del programa; después suenan palabras de la voz del testimonio, el tema musical y por último algunas repercusiones de los oyentes. «Este año la canción que elegí es Cómo te extraño, una de Abel Pintos», revela el papá; «el enfoque que le da Abel y la fuerza que le mete me impactaron; es el tema que le voy a dedicar a Sofía».

Y la luna brilló

(Poema de Raúl Morales para su hija Sofía)

Tenue luz que nos da
Un rayo de luna.
Suave es su caricia
Es pura ternura.

Frágil es la niña
Llena de dulzura
Rompe toda pena
Tierna como espuma.

Que hermoso es tenerte
Hurgando recuerdos
Cosquilleando siempre
Retomando el vuelo.

Con sus pies descalzos
Sus manos abiertas.
Puede llegar alto
Y vuela a esa estrella

Que brilla a lo lejos.
Hoy quiero abrazarla
Salto por los techos
Me subo a una rama.

Trepo una montaña
Me acerco a las nubes
Le canto una nana
Es la idea que tuve.

Hey, amigo vuelve
La niña te espera
En la luz que envuelve
A la luna llena

Que hermoso es tenerte
Hurgando recuerdos
Cosquilleando siempre
Retomando el vuelo.

(Fondo musical: Calmness por Zelma Dior)

Estás vos

(Canción de Raúl Morales para su hija Sofía)

En cada rayo de sol,
estas vos
Vuela esa paloma blanca,
Y es porque vuelas vos

Siempre que ríe ese niño,
ríes vos
Suelten globos de colores,
para vos

Flores de dulces fragancias
endulzan el aire en cada rincón
Y cuando vienen tus recuerdos
Entran felices en mi corazón

Goza cada gota de mi sangre
con tu luz, tu olor y tu color.
Esfuerzos incontrolables
Hace el tiempo para triunfar

El olvido pretende sin lograrlo
conquistar el hoy
Vanos intentos de triunfo
Esperanzas sin opción.

Pues en esa luna llena,
estas vos
En la fuerza de una ola,
vienes vos

Siempre junto a mí te veré,
te sentiré, te abrazaré.
Enamorado de tu amor,
tu ternura y tu candor.

Y cuando tú lo digas,
escucharé tu voz
O quizás prefieras estar
en mi canción para vos

A un rojo atardecer siento
que estas yendo y desde ahí
Un dulce beso a mi alma
Me enviarás todos los hoy

Sorprendido por tus gestos
de presencia permanente
Tocarás mi alma libre
Para que sin parar, vibre.

Con esa alegría tierna
Que me permitirá sentir
Que siempre, y para siempre,
estas vos.

Vuela mariposa

(Poema de Raúl Morales para su hija Sofía)

Vuela mariposa vuela
Vuela a la brisa sin parar
Los sueños que vos anhelas
Tienen como regalo el mar

Tus alas muestran colores
Colores que brillan al sol
Colores que son canciones
Canciones que canto con vos

Vuela mariposa vuela
Que hermoso que es verte volar
Mis ojos quieren que vuelvas
Que vuelvas conmigo a soñar

(Recurso retórico: repetición o anáfora)

Mi jardín

(Cuento de Raúl Morales)

El Jardinero preparó el terreno por un largo tiempo,
hasta que al fin, decidió plantar sus árboles preferidos.
Cuidados intensos les dio: el sol abrasador, las heladas,
períodos de sequía, las plagas, los vientos intensos, tuvo que sortear.

Día a día, los veía crecer: sus nuevos brotes,
Las ramas fuertes, hojas abundantes, raíces firmes, sanas y profundas
Los pájaros, las abejas, las mariposas venían a saludarlos a diario
con bailoteos de alegría, colores y sonidos, festejaban cada nuevo amanecer.

Orgulloso estaba el Jardinero con lo que había logrado
Fue duro, mucho tiempo dedicado a protegerlos
Pero los frutos que cada año cosechaba,
Hacía despreciar todos sus esfuerzos y sacrificios.

Cuanto placer disfrutar de esas tardes
bajo la sombra reparadora de ese bosquecito¡¡¡;
Que hermosas primaveras vivió
acariciando las hojas reverdecidas que nacían,
La fragancia de sus flores, y el suave sonido de sus ramas
al vibrar por la tenue brisa.
Sentía que sus arbolitos del jardín se sentían felices
y a gusto con el trato recibido.

Una noche cerrada, las nubes bajas y negras
cubrieron el firmamento del jardín.
Nada se veía, pero en el aire viciado se podía respirar
que algo terrible iba a suceder.
Personajes siniestros aparecieron en el lugar:
leñadores, el propietario del campo y autoridades vecinales,
con herramientas nunca vistas y grandes camiones,
comenzaron a extraer de raíz una importante cantidad de árboles……
algo así como 200.

Se los llevaron y fueron vendidos, obteniendo un beneficio,
nunca equiparable al daño ocasionado.
En pleno ataque al jardín, destruyeron o dañaron a muchos más.
Infinidad de ramas, hojas y flores quedaron esparcidos por todo el predio.
La masacre forestal duró apenas unos minutos.
El Jardinero se encontraba descansando,
pero una fuerza interior inexplicable lo hizo levantar.
Salió apresurado hacia el jardín, “su jardín”,
porque ya era parte de su vida.

El asombro, la impotencia, el desconsuelo,
la desesperación, invadieron su cuerpo.
Le costaba creer lo que estaba viendo.
El hecho estaba consumado. Nada podía hacer.

Tanto esfuerzo, tanta dedicación, tanto amor depositado en ese, “su jardín”.
¿Por qué, por qué, por qué?, se preguntaba insistentemente.

La mayoría de los árboles arrancados eran muy jóvenes,
estaban comenzando a ser fuertes.
Un grito desgarrador se escuchó en toda la comarca y comenzó a llorar.
Su llanto era incontenible.
Un llanto continuo caía de sus ojos y la soledad le llegó de repente.

El silencio era sepulcral. Sus piernas se aflojaron y cayendo de rodillas,
se apoyó en uno de esos árboles lastimados,
y lo abrazó con todas sus fuerzas……..
Las primeras luces del amanecer enfocaban el lugar.
Impresionantes cráteres se habían formado.
Pozos irrellenables. Olores nauseabundos, cuervos revoloteando,
nada tenía color, todo era gris.

El jardinero quedó a la espera de una respuesta a su porqué.
Algunos vecinos se solidarizaron con él.
Otros lo criticaron: “lo que pasó es que no los supo cuidar,
por eso el resultado”.

Con mucha paciencia, fortaleza y tenacidad,
fue rellenando día a día esos pozos.
Pero su esfuerzo era en vano: no los podía tapar.

Sin embargo, fue observando que a su alrededor,
comenzaban a salir infinidad de flores multicolores,
nunca vistas, que se multiplicaban solas.
Las lágrimas derramadas actuaban como fertilizantes.

Nunca volvió a ser como antes.
Los árboles que quedaron dejaron de dar frutos
por un largo período de tiempo.
La devastación provocó grandes cambios en el lugar.
El Jardinero, envejecido,
con las fuerzas que le quedaban,
comprobó un día que esas flores, tenían profundas raíces.
Nunca nadie pudo cortar ni una sola de ellas.
Sus raíces se vincularon a las raíces de los árboles arrancados.

Los arbolitos no están, pero la belleza de esas flores
provocaba la admiración de todos aquellos que las venían a ver.
Esas flores únicas, eran flores de: Jamea
(Justicia, Amor, Memoria, Esperanza Y Amistad).

El Jardinero murió, pero las flores permanecieron eternamente en su jardín.

Cualquier semejanza con la realidad
es una coincidente verdad.

«Nunca es triste la verdad,
lo que no tiene es remedio».
(Joan Manuel Serrat)