Julio Bórquez: «Estoy pagando por haber denunciado, por defender la democracia»

«Esto es una persecución», dice el concejal de Clodomira, Santiago del Estero. El 9 de febrero deberá asistir a una audiencia de descargo acusado de generar disturbios en los últimos comicios. Ha logrado probar la existencia de numerosos empadronados con domicilios falsos, entre otras prácticas fraudulentas.
5/1/2022
«Estoy sufriendo las consecuencias por haber denunciado los domicilios falsos; en lugar de investigar a esas personas, llamarlas a declarar, me atacan a mí, me están por juzgar a mí; lo están haciendo en base a un acta que labró una integrante de la Fuerza Aérea Argentina, Andrea Quevedo; es un acta a todas luces falaz, infundada, tendenciosa, hecha solo con el ánimo de lesionar mi buen nombre y honor; porque la firma ella sola, no menciona testigos presenciales y no firman los testigos; es un acta que no tiene valor legal».
Julio César Bórquez, alias Coco, concejal de Clodomira, conocida como la capital nacional de la alfalfa, situada en la provincia de Santiago del Estero, describe con estas palabras la circunstancia en que se encuentra, producto de la acusación de Quevedo, realizada ante el fiscal federal Pedro Simón el 14 de noviembre, en el transcurso de los últimos comicios.
«Se procede a labrar la presente acta para dejar constancia de la interrupción del acto electoral en reiteradas ocasiones por el fiscal general Julio César Bórquez, del partido Cambiemos», dice un fragmento del escrito de la uniformada, «el cual en distintas mesas de votación generó disturbios tratando de impugnar votos, creando conflictos con los fiscales de mesa, interfiriendo en las decisiones de las autoridades, increpando a los electores, interrumpiendo por al menos 15 minutos la fluidez de la votación en cada mesa, entregando boletas a los electores dentro del local e inclusive faltándoles el respeto a fiscales de otros partidos políticos».

Clodomira es conocida como la capital nacional de la alfalfa.
«Se lo instó a cesar con su comportamiento en repetidas ocasiones», dice otro pasaje del relato de Quevedo. «Se pidió la colaboración de la Policía de la localidad de Clodomira para que [Bórquez] se retire del local, prestando servicio en ese momento el agente Medina, Juan Héctor, y el cabo primero Unvides, Lucas José Raúl, bajo las órdenes del comisario mayor Cardozo, Juan, los cuales no colaboraron con la situación».
Además de fiscal electoral general de su facción política, el protagonista de esta nota lidera el bloque opositor en el parlamento municipal y en noviembre fue confirmado en su banca legislativa. La persecusión que alega Bórquez se debe a una pesquisa que realizó para demostrar prácticas fraudulentas que involucran a unos 1500 votantes truchos en una población que ronda las 10.600 personas. En las listas electorales figuran domicilios falsos e inciertos, personas incorrectamente incluidas, y ciudadanos que murieron hace 40 años.
Existen casos testigo de estas anomalías comprobados por la Gendarmería Nacional, que hizo una recorrida casa por casa después de los comicios, en noviembre y diciembre. El sumario está en manos de Guillermo Molinari, juez federal de la provincia con competencia en el sistema de votación, y de Walter Daniel Micol, secretario electoral.

Coco Bórquez con su esposa Alicia y dos de sus hijos.
«De 100 y 200 kilómetros»
«Empiezo a deducir, a atar cabos», dice Coco Bórquez; «esto es una persecución, porque yo al denunciar los domicilios falsos he dejado en evidencia que el juez federal con competencia electoral Guillermo Molinari y el secretario Daniel Micol no actuaron en legal tiempo y forma, constatando los domicilios falsos que yo señalé antes de las elecciones; recién después de los comicios han venido a constatar».
«Radiqué la denuncia, hice tres presentaciones; la primera en abril, la segunda en mayo y la tercera en noviembre, antes de las elecciones; lo hice justamente para que el juez tome cartas en el asunto, investigue, haga constatar los domicilios y elimine del padrón electoral, circuito 52, a todos estos ciudadanos inescrupulosos que evocaron domicilios falsos en Clodomira y que vienen de 100 o 200 kilómetros; por ejemplo, viven en Tucumán y vienen a votar».
«Nosotros, en Clodomira, no podemos permitir que quienes no viven dentro del ejido municipal, que es un radio de cinco kilómetros, nos vengan a elegir intendente y concejales; es lamentable; si estos dos funcionarios judiciales hubieran actuado, todos estos problemas se hubiesen ahorrado, se hubiesen evitado; fui a la mesa a hacer planteamientos fundado en la ley, no por capricho mío, por cosa mía, sino porque está establecido en el Código Electoral Nacional».

Plaza General San Martín, la central de Clodomira.
«Ni pies ni cabeza»
«El miércoles 29 de diciembre fui a una audiencia preliminar para conocer las acusaciones y fijar para el futuro una audiencia de descargo; la pactamos para el 9 de febrero; en esa cita tengo que presentar todas las pruebas de las cuales intento valerme para demostrar que es una acusación falaz y echar por tierra lo que ella [Quevedo] me está asignando».
«Esto no tiene ni pies ni cabeza; no puedo concebir que por una cosa sin fundamento me estén sustanciando un proceso; designé la abogada de nuestro partido, Cambiemos, Belén Pinto, concejal de Loreto; ella me asiste; de ser denunciante paso a ser imputado en un proceso en base a las normas establecidas en el Código Electoral Nacional».
«El acta dice que yo estaba generando disturbios, porque pretendía impugnar los votos; y bueno, esa era mi función, esa era mi misión, controlar que todo ocurriera dentro de las normas; cuando nos entrevistamos con Quevedo, le dije que está mal de parte de ella tratar de cuestionarme si yo quería impugnar un voto, porque esa era facultad mía, para eso mi partido me otorga un poder, me inviste, me da facultades; le dije usted no conoce el Código Electoral, usted no está preparada para estar aquí en una elección; le dije tiene que estudiar».
«Se ve que eso le ha molestado; se ha enojado y después pretendía sacarme; llamó a la Policía, vinieron los policías, vino un subcomisario; les expliqué cuál era mi función; ellos no comprobaron que yo estuviera generando disturbios, entonces se negaron a sacarme; ella hace constar eso en el acta, que pidió colaboración a los policías y no me quisieron sacar; los policías entendieron lo que les expliqué y esta chica, como no conoce el Código, insistía en sacarme, molesta seguramente porque yo le dije que vaya a ilustrarse, que vaya a leer el Código; esa ha sido la contraofensiva de ella».

Coco Bórquez durante la campaña electoral.
«Es un invento»
«El fiscal federal, Pedro Simón, ha tomado como base ese acta para abrir una causa en mi contra, pero ni en una denuncia anónima faltan tantos detalles; ahí dice que yo en varias mesas cometí disturbios; en ningún momento; disturbio para mí es alterar la paz y tranquilidad; yo en ningún momento me tomé a golpes con nadie, no exhibí escenas de pugilato, sino que simplemente hacía planteamientos a los presidentes de mesa con fundamento en la ley, lo que esta prescripto en el Código Electoral Nacional».
«Todos al ver este acta se han admirado, porque carece de valor legal; no se menciona un testigo, no se menciona el número de mesa donde estuve, donde según ella [la denunciante] generé disturbios, no se menciona al presidente de mesa, no se menciona a los demás fiscales de mesa; [se pudo intentar] que luego firmaran ellos para que tenga valor».
«El acta es un desastre, nunca un fiscal puede instar o promover una acción sobre una cosa infundada; lo que debió haber hecho es desestimarla; respecto de las boletas que, según dice esta chica [Quevedo], yo andaba repartiendo, no hay registro de secuestro, no hay boletas requisadas; a mí no me han encontrado esos papeles; cómo puede demostrar la denunciante que yo andaba repartiendo algo dentro del local, mediante la requisa; pero no hubo secuestro de nada; entonces no se puede probar, es un invento».
«Me quería desalojar [Quevedo] por sí misma, por iniciativa propia, pero para eso necesitaba la venia o solicitud de la presidente de mesa, que es la máxima jerarquía; las fuerzas nacionales y provinciales están subordinadas al criterio de la autoridad de mesa; ningún presidente le solicitó que me expulsara, que me desalojara del recinto donde se llevaban a cabo las elecciones».
«Por desconocimiento, por ignorancia, esta mujer ha extralimitado sus deberes; esto atenta contra la democracia; además, yo era candidato en esas elecciones a concejal, oficiaba como fiscal general y era concejal en ejercicio; nosotros, los concejales, tenemos lo que se dice inmunidad de expresión y de arresto».
«En esta chica hay un desconocimiento total, ella no es quién para venir a cuestionarme; la función de ella era custodiar los locales donde están las mesas receptoras de votos, custodiar al personal de correo en el despliegue y repliegue de las urnas, y custodiar a las autoridades del tribunal electoral o de la junta electoral».
«Ella debía estar a disposición de la presidente de mesa, si esta veía que un elector o un fiscal de mesa o un fiscal general estaban promoviendo desorden o generando incidentes o disturbios, de manera tal que retrasara en forma dolosa el proceso de votación; puede actuar a pedido de la presidente; pero en este caso ninguna presidente le solicitó que me desalojara, eso no figura en el acta».

Clodomira en el mapa de Santiago del Estero.
«No tienen la menor idea»
«Nunca ejercí una fuerza física, una violencia moral; ella habla en el acta de que increpé a los electores; jamás; lo único que hice, cuando detectaba un ciudadano con presunto domicilio falso en Clodomira, tratábamos de que el fiscal de mesa le solicitara a la presidente que impugnara el voto, que le hiciera un interrogatorio al elector; dónde vive, que indicara para dónde queda el domicilio, qué vecinos tiene, qué edificio público hay cerca de su casa; para descubrirlo».
«Porque mucha gente de la dirigencia de Toto Herrera [intendente de Clodomira], del oficialismo, hizo cambios de domicilio y los votantes ni saben dónde queda la vivienda aquí, en Clodomira; no tienen la menor idea; así lo descubrimos nosotros».
«Eso es lo que está ocurriendo; estoy pagando el precio por haber denunciado, por defender la democracia, por defender la transparencia; el Estado, el Gobierno, los jueces se agarran, se basan en ese acta que no tiene fundamento para abrir una causa; es lamentable lo que ocurre; estoy defendiendo la democracia, estoy velando para que se cumplan las normas establecidas en el Código Electoral Nacional y que no haya transgresiones».
«Simplemente me aboqué a cumplir la misión que me encomendó mi partido, facultándome con un poder para ser fiscal general; esta chica por ignorancia, por desconocimiento de las normas establecidas en el Código cuestionaba mi actuación».
«Donde sí ocurrieron incidentes y de grandes proporciones fue el colegio secundario número 8 Antonino Taboada; dos mujeres punteras políticas de Toto Herrera atacaron a golpes de puño a la candidata a concejal opositora Liliana Ríos, porque esta trataba de evitar que emitiera su voto una persona con domicilio falso».
«Ríos sufrió la embestida de ambas mujeres; la golpearon ferozmente, la arrojaron al suelo y allí continuaron las agresiones físicas; esto sí generó un disturbio de grandes proporciones; por qué el personal de la Fuerza Aérea que estaba destacado en el lugar para velar por el orden la tranquilidad no labró un acta».

Coco Bórquez durante la campaña electoral.
«Eligió al hijo»
«En una de las mesas había una persona no vidente que estaba ingresando con el presidente [de mesa] al cuarto oscuro; estaba el hijo; le pregunté al hijo tu papá no quiso ingresar con vos y me dijo que sí; a la persona no vidente o discapacitada en forma permanente o transitoria el Código Electoral le da la opción de elegir con quién pasar; este hombre había elegido pasar con el hijo, nada más que el presidente de mesa omitió».
«Yo estaba olfateando, me estaba dando cuenta de que el presidente de mesa estaba tirando para el lado del oficialismo, de Toto Herrera; en un momento le dije que impugnara el voto de una persona que teníamos registrada con domicilio falso; no quiso; entonces ya me di cuenta».
«Qué es lo que pensé: al hacerlo pasar al no vidente al cuarto oscuro, cuando le pregunte qué lista va a votar, el no vidente seguramente le va a decir la de Cambiemos, porque toda esta gente nos votó a nosotros; entonces, el presidente le va a dar el voto de Toto Herrera, porque el no vidente no va a poder detectar, porque la boleta no tiene sistema braille, como los billetes».
«Entonces le dije al presidente, le hice ese planteamiento y el se enojó; me dijo yo toda la hora he hecho pasar; bueno, sí, pero aquí, en el caso este del no vidente, el elector quiere pasar con su hijo; fue una pequeña discusión en que le hice entender al presidente que le asiste el derecho al elector no vidente de pasar con quien el elige; en ese caso, eligió al hijo; entonces, el presidente desistió de su actitud y le permitió al no vidente que ingrese con su hijo, que era lo correcto, lo que establece el Código Electoral Nacional».

Coco Bórquez con Alicia, su compañera de toda la vida.
«Están inflados»
Durante su recorrida por Clodomira, los efectivos de la Gendarmería Nacional pudieron constatar algunos de los virtuales 1500 electores truchos denunciados por Bórquez. Un ejemplo es la vivienda de un comerciante. La entrevista con el dueño del inmueble permitió confirmar que nadie con los apellidos inscriptos sospechados habita el domicilio ni vivió nunca en la zona. De inmediato, fue redactada el acta correspondiente para la justicia electoral.
En septiembre, en las PASO, había trascendido el caso de una chica que intentó votar en la mesa 1.173, situada en la Escuela Centro Experimental. Consultada sobre su domicilio real, la joven, de apellido Díaz, reconoció que reside en el paraje Santa Lucía, departamento de Moreno. La intrusa explicó que punteros del municipio de Clodomira la habían convencido de modificar la dirección del DNI con la promesa de darle agua potable. La madrugada previa a los comicios, una combi la pasó a buscar por su casa, a más de 100 kilómetros, junto a otras personas en igual situación, para llevarla a votar.
«Hay un video que es irrefutable, donde esta mujer confiesa la verdad, ratifica esta información», revela Julio Bórquez; «ella dice qué quieren que haga, que me muera de sed; o sea que han jugado con su necesidad; por no contar con agua potable, se vio obligada a cambiar de domicilio; es como una extorsión, una humillación».
«Cómo es posible que en Clodomira haya más electores, 11.500, que habitantes, 10.600; esto demuestra que los padrones están inflados, como denuncié ante el juez apoyado en estadísticas; se han incluido en las listas del circuito 52, que es el nuestro, personas con domicilio falso; por otro lado, hay que tomar en cuenta que los padrones dejan afuera a los menores de 16 años, que no pueden votar; en general un 30 o 35% de la población es menor de 16 años; saquemos cuentas: el 30% de 11.500 son 3400; sumando da 15.000 habitantes, cuando en Clodomira como mucho hay 10.600».