María Espeche: «Brenda me dejó una misión, ayudar a los que no tienen voz»

por Lucio Casarini

20/11/2021

Transcripción

«En estos momentos estamos en la placita que lleva el nombre de mi hija, Brenda Micaela Gordillo, que está en el barrio Bella Vista, que se llama El Hueco, que pertenece a la localidad de Fray Mamerto Esquiú. Que una amiga de mi hija, llamada Flor Fernández, y su mamá gestionaron ante todo el barrio para que le pongan el nombre a la placita. Porque desde chica ella [Brenda] venía a esta placita, prácticamente se crió jugando en esta placita; así que cosechó amigas en esta placita. Y esta chica hizo su gestión para que le pongan el nombre de mi hija. Que hoy está con un mural; la dibujó un profesor, Salinas, y después la pintó una sobrina del profesor, que se llama Nahir Salinas. Les agradezco mucho a este profesor Salinas, a Nahir Salinas, a Flor Fernández, que dieron todo, pusieron todo el esfuerzo; hubo que hacer rifas para comprar las pinturas, para blanquear un poco las paredes, para poner el nombre, hubo mucha ayuda de las chicas, que hicieron también rifas, que ponían de su bolsillo para comprar las pinturas, que las pinturas son caras; les agradezco un montón a las chicas, siempre estaré agradecida.»

«También tiene mi hija una escuelita de violencia de género; lleva su nombre, Brenda Micaela Gordillo; ahí se juega al hockey; mi hija era jugadora; le pusieron su nombre, le rindieron ese homenaje también. Tengo las firmas, todo aprobado por proyectos que hizo Cecilia Guerrero, que es diputada de la provincia de Catamarca, [dedicada a temas] de violencia de género y diversidad. También colaboró mucho con esta escuelita. Hoy están haciendo torneos de hockey, es muy nombrada también mi hija a través de esta escuelita.»

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Palabra de María Espeche, mamá de Brenda Micaela Gordillo, que tenía 24 años cuando fue víctima en 2020 de su novio Naim Vera Menem, condenado a perpetua por matarla y quemarla en una parrilla en San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina.

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«Mi hija fue brutalmente asesinada el 1° de marzo de 2020 por un femicida llamado Naim Vera Menem, de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. Sus padres son Oscar Vera, su mamá también es médica, el es médico; son familias de un [alto] poder adquisitivo, son hijos del poder, están relacionados con nuestro gobernador, Raúl Jalil; sus hijos se criaron juntos y por ese motivo tuvimos muchos problemas para que este femicida tenga su condena, su prisión perpetua.»

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«Mi hija tenía una relación con este femicida, se habían conocido en un boliche bailable de Lomas; tenían una relación de dos o tres meses más o menos; nosotros todavía no lo conocíamos, ella no nos lo había presentado todavía, pero sí mi hijo Nahuel Iván sabía, ella le había mostrado una foto [en la] que estaba saliendo con este femicida. Mi hija aparentemente le dijo que estaba embarazada y este femicida se puso loco; el quería que aborte, mi hija no quería».

«Este femicida planeó su muerte, muy sigilosamente planeó su muerte; ya les había dicho a sus amigos cómo la iba a matar; contrató a un sicario para matarla; este sicario le recibió la plata y no lo hizo; eso está comprobado ante la justicia, [lo] de este sicario; después se desdijo este sicario; después [el asesino] les dijo a sus amigos también cómo la iba a matar; hasta que cumplió lo que el había dicho, que la iba a matar; la citó el domingo, sábado a la noche, la citó como una cita normal, a mi hija al departamento de su abuelo, y ahí este femicida hizo lo que hizo, la mató cruelmente».

«Después de matarla, la quemó [en una parrilla], escondió su cuerpo, fue a la ruta, la que va al Rodeo, pasó por la Caminera como si nada; solo lo controlaron; o sea, le pidieron documentación; por ser un hijo del poder lo dejaron pasar como si nada, no controlaron la caja de la camioneta; porque usó la camioneta de su padre para llevar el cuerpo; hubo policías que vieron que el estaba merodeando en la zona donde iba a dejar el cuerpo».

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«Le metió un pañuelo en la boca hasta que la asfixió; de esa manera mi hija murió, asfixiada; una vez que hizo eso, hizo fuego, la quemó, la desmembró, todas sus partes, la metió en una bolsa de residuos, tiró partes de sus miembros en un basurero a la par de la casa donde cometió el hecho, la otra parte la llevó para tirarla camino al Rodeo, que es pasando la Caminera».

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«El domingo, ese día fatal [en] que nos lo avisaron a nosotros de que este femicida… lo que hizo; entonces, este femicida tuvo todo el tiempo del mundo de acomodar sus tiempos, sus horarios, la familia de acomodar los horarios, y recién entregarse; no es como ellos dijeron, que se entregó porque… de buenito; lo hizo ya con abogados; desde que se entregó tuvo sus privilegios; la Brigada de Investigaciones lo cubrió desde el primer momento».

«Nosotros ese domingo a la tarde empezamos el calvario, empezó la lucha; mi hija no tenía identificación; desde el primer momento la Justicia hizo mal las cosas, no tendrían que habernos entregado el cuerpo; porque mi hija era una NN, los restos de ella eran irreconocibles; algo sacaron de muestras para un ADN, porque no se podía reconocer el cuerpo».

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«Ese día en la morgue estuvimos ahí para identificar a mi hija, que obvio no se lo pudo hacer, porque estaba irreconocible el cuerpo; a los tres días nos lo entregaron; uno estaba tan vulnerable, no tendría que haber aceptado recibir el cuerpo siendo NN».

«A mi hija le sacaron muestras, se mandaron a Jujuy para identificar el cuerpo; mientras tanto, mi hija fue una NN durante nueve meses; no podíamos realizar un juicio; nosotros, la familia, sabíamos que era mi hija, pero para la justicia era un NN. Sin esos resultados de ADN no podíamos iniciar un juicio, así que empezamos la lucha, empezamos el calvario; empezamos todos los meses, cada mes que ella cumplía de su muerte, eran las marchas, pacíficamente. Hasta que llegó la séptima marcha; veíamos que no teníamos resultados, cuando nos habían dicho que en un mes iban a estar las muestras, iban a darnos los resultados y nada, no pasaba nada.»

«Yo estuve como tres meses ida, que no tenía conocimiento de nada, yo no asistía a las marchas, porque estaba que mi vida era… estaba como muerta, no reaccionaba, [estaba] ida; fatal fue. Después de la tercera marcha, es como que ahí mis hijos empezaron a decirme que asista a las marchas, que era muy importante, que eso me iba a levantar, que eso me iba a ayudar a pedir justicia por mi hija; y bueno, por pedido de mis hijos empecé de a poquito, [pude] ir a la cuarta marcha».

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«Mi familia está compuesta por tres hijos varones y mi hija Micaela, que era la única mujer. El más grande de mis hijos varones, Iván, trabaja, desde el primer momento se hizo cargo; [lo sigue] Nahuel, [que] también trabaja; y tengo el nene más chico, que tiene 14 años años, que el obvio está como yo, no reacciona tampoco, estudia; el más grande tiene una nena y el del medio tiene tres varones, así que tengo cuatro nietos; esa es mi familia».

«El papá de Brenda murió hace cuatro años, murió de un cáncer. Mi hija tuvo que también soportar eso, tuvimos que soportar eso; fuimos también muy valientes para luchar con todo eso. Mi hija estaba estudiando, en ese momento, estaba estudiando profesora de Filosofía; fue un golpe muy duro, dejó de estudiar; se dio un descanso; pero en ese tiempo ella tenía una beca, estaba trabajando en la Municipalidad en San Fernando del Valle de Catamarca; después de un año retomó sus estudios, empezó a estudiar Administración Pública; se recibió de técnica, estaba haciendo la licenciatura.»

«En sus tiempos libres le gustaba mucho el deporte, le gustaba andar en bici, era jugadora de hockey. También tenía sus tiempitos, se hacía tiempo; era muy activa. [Aprovechaba] cualquier trabajito, cuando no tenía que estudiar, solía trabajar de moza en los barcitos, los jueves y viernes, a veces los sábados también. Era muy activa, no se quedaba quieta. Cosechó mucho donde estuvo; en cada trabajo cosechó muchas amistades, muchos amigos, amigas; era muy, muy querida mi hija; ella tenía por ejemplo un grupo de amigas; solían salir los sábados, a veces salían dos sábados al mes; no salían más; con ese grupo de amigas se iban a cenar o bailar.»

«Le gustaba mucho ir a merendar con su hermano también; ella cobraba y lo llevaba a su hermano a merendar o lo llevaba a cenar; era muy de corazón bueno mi hija; ella cobraba, traía sus cosas, comíamos a la noche y ella pagaba sus cosas, era muy independiente, le gustaba trabajar y tener su plata, comprar sus cosas, no esperaba mi hija que yo le esté dando; yo a veces, cuando ella no tenía, le pagaba los apuntes del instituto, de la universidad».

«La verdad [es que] ella, mis hijos se criaron en un ambiente muy sano; en realidad mucho no conocía de la vida, porque yo los protegí muy mucho; yo a mi hija la llevaba hasta el trabajo, a veces la llevaba al instituto, la llevaba a la universidad, cuando iba; o sea, mi hija era tan inocente, no la dejé conocer lo bueno y lo malo; ella era muy confiada, para ella todos eran buenos, la gente era toda buena, la verdad [es] que no había maldad en ella, para ella eran todos buenos; ella a quien podía ayudar, lo ayudaba.»

«Ella tenía su trabajo en la Municipalidad, estaba en la parte donde daban trabajo; ella veía a la gente que más necesitaba, la ayudaba, le daba su trabajito; ella no tenía maldad; la llevaban del trabajo a hacer visitas sociales [de asistencia social]; y volvía contenta; todo lo que hacía era con la mayor alegría, con la mayor satisfacción; volvía contenta a casa, porque todo lo que hacía, lo hacía de corazón; por eso, para ella no había maldad.»

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«Años anteriores [yo también] trabajé de moza, en el sanatorio Pasteur, estuve trabajando ahí, varios años; por ese motivo yo conocía al padre de este femicida, le servía café todas las mañanas; me conocía muy bien, todos los médicos del sanatorio me conocían; me conocía el actual gobernador, que es Raúl Jalil, que es el dueño del sanatorio Pasteur. Bueno, después dejé de trabajar en el sanatorio.»

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«Yo conocía al papá del femicida, que es Oscar Vera, que es un médico cirujano muy reconocido, que trabaja en el sanatorio Pasteur, que el dueño es Raúl Jalil, que es nuestro gobernador. La madre también, es una kinesióloga conocida, que también trabaja en el sanatorio Pasteur. Por ende, me conocía el padre del femicida. Por eso, es como que de ahí viene la cosa, los hijos de Raúl Jalil y los hijos de Oscar Vera se criaron juntos, por eso digo que son hijos del poder.»

«Se taparon muchas cosas, se ocultaron muchas cosas; yo en su momento no estaba de pie para poder sacar a la luz muchas cosas que se ocultaron; mi hijo Nahuel es el que en esos momentos se hizo cargo como pudo también, dentro de todo el dolor, también estuvo dando el pecho para poder estar de pie y estar junto con toda la sociedad, que empezó, la sociedad, la gente común, que empezó a ir a las marchas, a salir; yo los primeros tres meses no podía, estaba en cama, no podía, no podía salir, estaba inmersa en el dolor, sin poder creer, sin poder asumir; que hasta el día de hoy tampoco lo asumo».

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«Esto, lo de mi hija fue un caso muy resonante, tuve el apoyo de muchísima gente de todas las provincias, especialmente tuve apoyo, hicieron marchas en la Universidad de Córdoba, donde el femicida estudiaba. Tuve mucho apoyo, hasta apoyo internacional, mensajes de apoyo de México, de Bolivia, Venezuela, de muchas partes, de países que me mandaron apoyo. Fue un caso muy resonante, con eco muy resonante lo de mi hija. Muy doloroso, conmovió a todo un país, tanto nacional como internacional. Yo en esos momentos no lo sabía, después mis sobrinas me dijeron; porque yo no reaccionaba; ellas para que yo salga delante y pudiera estar en las marchas, ellas me dijeron: mire tía, tiene todo este apoyo, para que salga adelante, no está sola, mucha gente la acompaña, la apoya, nosotros la necesitamos de pie, la necesitamos en las marchas. Eso hizo que este en la cuarta marcha, obvio con todo el dolor del mundo que pude estar en la cuarta marcha.»

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«Las marchas se hacían en la Plaza, nos concentrábamos en la Plaza 25 de Mayo, la plaza principal, donde antes estaba la Casa de Gobierno antes; ahí nos concentrábamos todos los primeros de cada mes, que era el aniversario de mi hija; nos concentrábamos a las diez de la mañana, de ahí salíamos; nos acompañaba muchísima gente; salíamos a marchar por las calles; íbamos a la Fiscalía 5, que está por la [calle] Junín, ahí estaba el fiscal [Hugo] Costilla, que es el que intervino en la causa; después recorríamos las calles hasta que llegábamos y nos concentrábamos en el Sanatorio Pasteur, ahí es donde trabajaba el padre del femicida, Oscar Vera; nos concentrábamos ahí; también pedíamos, la gente pedía que el padre del femicida de la cara, nunca dio la cara».

«Así éramos todos los meses de marchar, hasta que mi hija logró que llegue el ADN para poder hacer el juicio; que fue al noveno mes que llegaron los estudios de ADN diciéndonos que era el cuerpo de mi hija el que se había encontrado; y bueno, la verdad que a base de marchas, a base de que la gente nos acompañó, se pudo realizar el juicio».

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«Con la causa judicial, nosotros estábamos primero con un abogado, José Vélez, que nos había puesto el Estado, porque mi hija trabajaba en la Municipalidad; que veíamos que no avanzaba, que no avanzaba, con este abogado José Vélez, no avanzaba nada la causa.»

«Llegamos hasta la séptima marcha, que ya la gente [y nosotros] estábamos un poco impacientes de ver que había irregularidades, que el ADN no llegaba; nos habían dicho que en un mes llegaba; pasó la fecha que tenía que llegar; entonces, en la séptima marcha, en la Fiscalía 5, fue muy angustiante, la gente quería que salga el fiscal a dar la cara, a decir por qué se demoraba tanto el ADN de mi hija, cuando nos habían prometido que en un mes iba a llegar, para poder realizar el juicio».

«Ahí se transformó un poco la gente, ya no estaba tolerando las mentiras; entré yo a [la] Fiscalía a [pedir que] el fiscal Costilla salga a dar la cara; porque ya no era creíble lo que decían; hasta que se logró que saliera el fiscal Costilla a explicar, a decir los motivos por [los] que no llegaba el ADN, dijo que era por [el] tema de [la] pandemia que se estaba demorando; obvio que la sociedad no aceptaba de ninguna manera esto de las mentiras. Pasó la séptima marcha. Hicimos la octava marcha. Hasta la novena marcha, ahí nos comunican que ya había llegado el ADN de mi hija. Y en la décima marcha ya pudimos… nos comunican que ya estaba la fecha de juicio para este femicida.»

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«Llegamos a las 14 marchas, que al fin obtuvimos la fecha de juicio, que fue el 14 de mayo de 2021; fue un acompañamiento, fueron dos semanas de acompañamiento de la gente en el momento del juicio; muy importante, nos acompañó muchísima gente en estas dos semanas del juicio, se hizo sentir la gente, el acompañamiento; que también estoy muy agradecida con toda la gente que nos acompañó en las dos semanas del juicio; que al fin llegó el último día del juicio, con la condena perpetua para este femicida; que le dieron 50 años de cárcel».

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«No descansaré hasta el último día de mi vida y haré cumplir que este femicida pague su condena y que no tenga privilegios de ninguna índole; porque no se lo merece, el no tuvo piedad con mi hija; hasta el día de hoy no se arrepiente de nada, hasta el día de hoy para el es como si nada hubiera pasado, mientras nosotros… nos rompió el corazón, estamos muy, muy dolidos, muy tristes, estamos muertos en vida; pero sé que mi hija nos ayuda para salir adelante de todo esto, que mi hija me dejó una misión y la voy a cumplir. Muchas gracias a todos, a toda la gente que nos acompaña, muchísimas gracias a la sociedad, que estuvo en cada marcha, que en plena pandemia fue a las marchas y no miró si había o no pandemia; estoy muy agradecida y que mi hija los bendiga a cada uno de todos los que estuvieron en las marchas, muchísimas gracias.»

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«Para que la justicia y para que la sociedad de Catamarca crea en la justicia, crea en la justicia, que está tan descreíble y muy marcada, que ya viene desde hace mucho muy marcada por el amiguismo y el poder».

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«Tenemos pensado con nuestros abogados [Sebastián Ibáñez y Bruno Jerez], una vez que termine la causa de mi hija, hacer una institución creada a nombre de Brenda Micaela Gordillo para ayudar a todas las víctimas de violencia de género, para ayudar a la gente de femicidios, para ayudar a las víctimas tanto como a los familiares, que necesitan mucha ayuda, mucha contención, que es lo que yo vi, es lo que yo pasé; los familiares necesitan mucha contención desde el primer momento que pasan las cosas. El Estado no provee eso; me he dado cuenta de que la gente necesita de todo eso, tanto en el momento del hecho como después. Vamos a estar hasta el último momento acompañando a las víctimas y los familiares. Por ende, hoy acompaño en las marchas a todas las familias de las víctimas que pasaron también por casos como el mío; tanto homicidio, como femicidio, como abusos, violaciones; acompaño esas marchas. Creo que mi hija me dejó una misión que voy a cumplir ayudando a los que no tienen voz y a los familiares. Creo que mi hija me dio y me da fuerzas para seguir adelante con esta lucha.»

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Palabra de María Espeche, mamá de Brenda Micaela Gordillo, que tenía 24 años cuando fue víctima en 2020 de su novio Naim Vera Menem, condenado a perpetua por matarla y quemarla en una parrilla en San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina.

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Gracias por participar de Testimonios, un espacio sin límites, porque todos tienen una historia para contar.