Raquel Domínguez: «Lo primero es proteger al niño en todas las circunstancias»

16/6/2024

Vive en el barrio Libertad de la ciudad de Salta. Tacha de irrisorio el castigo para Enrique Vicente Flores, un cuñado que agredió sexualmente a su nieta. Sucedió en 2020, cuando la víctima tenía seis años. El hombre, condenado por abuso simple, permanece en libertad. La sentencia fue emitida luego de un juicio breve por Sandra Espeche, titular del Juzgado de Garantías 6.

«El 22 de abril se hizo un juicio abreviado tras un largo caminar de cuatro años golpeando puertas, viendo caras, sufriendo el maltrato del sistema judicial; el sumario es por abuso simple; mi cuñado tocaba a mi nieta; hice la denuncia; por ese motivo quedamos solas, yo era la loca y mi nieta la mentirosa, en el núcleo familiar; para poder sanar nosotras, me alejé; ellos en ningún momento hicieron nada para acercarse, aún con la resolución judicial en la mano; a las más cercanas, las que dijeron que no denunciara, les envié la sentencia; una hermana me dijo que ella no se mete y que son cuestiones que debo resolver yo».

Alicia Raquel Domínguez es una mujer afable y diligente que atesora un sueño. Prosperar con el emprendimiento de modista que desarrolla en su casa del barrio Libertad, en la ciudad de Salta. Quizás en el futuro hereden el oficio las dos nietas que residen con ella, que son su vida y por las que sería capaz de lo que sea, como siente al recordar la pesadilla. Sucedió en marzo de 2020, durante la pandemia. La mayor de las niñas, hoy de 11 años, fue víctima de abuso sexual por parte de un hombre de la familia. El agresor, Enrique Vicente Flores, en la actualidad de 71, es marido de una hermana de la voz del testimonio.

«Mi nieta gracias a Dios está bien en este momento; cumplió 11 años hace poquito; cuando pasó esto tenía seis; vive conmigo y no tiene ningún trauma, al menos por el momento; el horror fue en marzo de 2020, las pericias comenzaron en julio, casi agosto; desde entonces me alejé del entorno cercano, que no le creía a ella; yo simplemente vi una situación y la denuncié; pudo ser probado por la Justicia que el efectivamente la tocaba; ahora ella se encuentra fuera de peligro, no voy a dejar que el agresor ni ninguno de los parientes que lo apoyan le haga daño de nuevo; siempre y cuando Dios me lo permita».

«En la etapa de las pericias, primero se hizo la evaluación psicológica; un licenciado constató que el hecho había ocurrido; en el circuito cerrado, la cámara Gesell, dos licenciadas que estaban a cargo confirmaron el abuso y que había pruebas suficientes para elevar el trámite a juicio; en estos cuatro años de caminar de la Fiscalía al Juzgado buscando ayuda, porque el asunto no avanzaba, nunca pude ver el expediente; la señora Miller [Lucrecia, titular de la Red Papis, una entidad civil], que supuestamente ayuda a los niños, terminó sacando provecho para su organización y efectuando maltrato hacia mi persona».

«Pude ver el expediente recién una semana antes del juicio gracias a una abogada que me acompañó en la audiencia; ella pidió el sumario, hizo una copia y alcancé a leer lo que declaró mi nieta; entonces me volví a quebrar; es fuerte lo que relató a sus seis añitos; es la constatación de que el abuso ocurrió, independientemente de las otras pericias».

«El culpable es mi cuñado, el marido de una de mis hermanas; ante la ley no tiene antecedentes, pero en el ámbito familiar hay hechos nunca denunciados; me refiero a bastante tiempo atrás, cuando vivíamos con mis padres, ya fallecidos; mi mamá nunca creyó lo que pasaba cuando este hombre venía de visita mientras andaba noviando con mi hermana; nosotros vivíamos en el campo; años después nos vinimos a la ciudad; los que lo encubren son la esposa, su hijo, una sobrina, mis otras hermanas y más deudos directos que no le creen a la víctima, acatan el no te metás o se callan por el qué dirán».

«Mi consejo a cada mamá, abuela, tía, tío o el que se encuentre en una situación que a simple vista se perciba como incorrecta, es que haga la denuncia; como me pasó a mí de observar que estaba pasando algo raro, sin llegar a ver la acción de esta persona; que la Justicia lo constate; yo sentí que algo pasaba; me tildé, porque la primera reacción es golpear al tipo, querer matarlo; me tildé, pero en terapia me dijeron si usted hubiese actuado de otra manera, de arremeter contra el abusador o quizás terminar matándolo, el trauma para su nieta hubiese sido mayor, porque usted no hubiese podido estar a su lado para protegerla».

«Estos hechos se denuncian en la comisaría más cercana; hay que prestar atención a lo que escribe quien recibe la declaración; a veces registran lo que les parece; como era la época de la pandemia, me trataban mal por el hecho de que yo salía a hacer la denuncia; pero no me quedaba otra; sigue el informe a la Fiscalía; tuve que recurrir a un organismo, el Polo de las Mujeres [del Estado provincial], para activar el trámite; agradezco al doctor Pablo Genovese, que me atendió por teléfono en esa institución; agilizó la cámara Gesell, las pericias psicológicas y los turnos en el [Hospital] Materno [Infantil]».

«Los abogados particulares son muy caros; golpeé infinidad de puertas; fui a los medios de comunicación; quiero expresar un agradecimiento enorme a la Fundación Cintia Fernández, que me facilitó el acceso a la prensa; el caso se mediatizó y después de eso llegué a personas que querían ayudarme; en la Fiscalía me dijeron que no era imprescindible un abogado porque ellos se encargan de representar a la parte acusadora; pero con el tiempo se hace necesario tener uno; el sistema judicial lo tendría que proveer; sin embargo, encontré demasiados peros y no llegué a contar con un profesional del Estado».

«El expediente caminó por mi insistencia; me encontré con gente realmente buena como la doctora Leila Costanzo, que me acompañó en la última etapa y no me cobró; se sintió identificada con la causa; el proceso estaba en la recta final, venía el juicio abreviado; algunas cosas no me quedaban claras; la pena es irrisoria, un año de prisión condicional; pero incluye dos años de medidas cautelares y seguimiento; o sea que en realidad son tres años de condena; aunque si le hubiesen dado tres años y un día, debía ir preso de manera efectiva; si el culpable incumple las medidas cautelares la sentencia sería revocada».

«La causa se caratuló abuso simple porque para la Justicia no hubo acceso carnal, solo un tocamiento; pero para mí el daño existió, aunque mi nieta ahora no lo recuerde; estaré atenta cuando entre en la adolescencia y su mente se abra a otra etapa de la vida; dejará de ser niña y habrá que ver cómo reacciona; hay niños que pasan a la adolescencia con una mente más abierta o adulta; hay niños muy despiertos o liberales en la sexualidad; otras figuras penales son abuso agravado, abuso con vínculo…; esos traumas quedan para toda la vida; para mí la condena es insuficiente, pero la Justicia dice que es la que corresponde».

«Nací en un pueblo que se llama Río de las Piedras; antes era parte del departamento de Anta, ahora es del departamento de Metán; estoy próxima a cumplir 50 años; hasta el año pasado hacía servicio doméstico de forma independiente; limpieza y todo lo que conlleva; el año pasado mis patrones, una pareja de médicos, me entregaron la responsabilidad de cuidar a su beba; me encariñé muchísimo; pero estas personas me tomaron como ignorante, en el recibo nunca pusieron las horas reales que yo trabajaba; terminaron despidiéndome; en el presente estoy negociando un arreglo en las condiciones que corresponde».

«Ahora me dedico a mi profesión; soy costurera, modista; es algo que llevo en mí; un don, como dicen; en parte cumplí mi sueño, porque logré comprar una máquina industrial, me falta poquito para terminar de pagarla; tengo una máquina recta de mesa; me prestaron otra con la cual trabajo; mi sueño completo es llegar a confeccionar mis ideas, pero falta un poco para eso; realmente la vida está difícil; por ahora trabajo para terceros; me traen prendas cortadas; yo las hago; es mínimo el pago, pero con esto subsisto; en algún momento podré concretar el sueño de conseguir insumos, como hilos y telas, y empezar a crear mis diseños».

«Soy católica y aunque no voy mucho a la iglesia hablo con Dios frecuentemente; sé que no me desamparó; más allá de mis reproches de por qué permitió tanto daño; mis convicción es ir por lo derecho; creo en la gente y a veces me doy cada porrazo…; trato de estar cuando me necesitan; estoy acompañando una amiga, aunque no comparto lo que hizo; le dio un golpe a su nena; intervino la escuela, vieron que la criatura tenía lastimado un brazo y le sacaron a su hija; no comparto lo que hizo, pero hay circunstancias que llevan a explotar; no es una mala mamá; tiene cinco hijos, incluida una nena Down; el sistema se la entregó al padre, que nunca se hizo cargo y vive en un ambiente inadecuado para los niños; gracias a Dios la menor va a volver con su mamá».

«Esas son mis convicciones, estar para el que lo necesite; brindar lo que he aprendido en todo este tiempo en el ámbito judicial, de tanto andar por mis nietas, que son mi vida; comparto esa experiencia con la gente que viene a golpear mi puerta; a veces me piden consejo, otras que los acompañe; ya caminé por la mayoría de los organismos».

«Mis ideas para mi trabajo, lo que tengo pensado, lo que tengo en mi cabeza, cuando consiga las telas, que por ahora es difícil, incluyen confeccionar remeras, chombas, conjuntos para niños; no estudié; de joven trabajé en un taller de costura, hacía arreglos; ahora estoy plasmando todo lo que tengo en mi mente en el trabajo que me llega; armado de pantalones; en mi vida nunca confeccioné; son prendas para la empresa Iveco; no es un encargo directo, me lo envía una persona; son pantalones llenos de bolsillos y detalles; hice camperones para la mina, vienen con bellón; estoy haciendo esto sin tener un estudio».