Miriam Araneda: «David está en nuestro corazón, retina, boca y camino»

9/12/2024

El primero de sus tres hijos tenía 14 años cuando falleció víctima de la masacre de Cromañón, hace casi dos décadas. El incendio del 30 de diciembre de 2004 en el barrio porteño de Once es uno de los peores horrores del rock en el mundo. La cifra oficial de fallecidos suma 194, pero ella y otros afirman que la verdadera alcanza 317. Los sobrevivientes superarían los 4500.

«Estoy emocionada por la vivencia de todo lo que Guzmán preparó; sobre todo el homenaje a Lucas y a Mariana [Márquez], una mamá que nos dejó tempranamente; ella le cantó las verdades a [Aníbal] Ibarra, tuvo el coraje de hablarle en la cara; había muchos familiares que en ese momento creían que teníamos que callarnos, llamarnos a silencio; en estos 20 años pudimos estar en la calle como buenos padres que queremos justicia y memoria; que no se olvide, que la sociedad conozca».

Miriam Beatriz Araneda tiene voz plácida, actitud estoica y mirada perspicaz. Observa al público con el micrófono en la mano sentada entre los panelistas reunidos en el Galpón 3 de la antigua estación ferroviaria de González Catán, partido de La Matanza. Es 30 de noviembre. José Guzmán, papá de Lucas, víctima de la masacre de Cromañón, igual que David, el vástago de ella, los ha convocado para anticipar las dos décadas del incendio ocurrido el 30 de diciembre de 2004 en el barrio porteño de Once. Dentro del centenar de espectadores está Leonardo Chaparro, marido de la disertante y progenitor del fallecido.

La palabra de la protagonista de esta crónica se extiende entre los minutos 4.50 y 8.50 del audio situado debajo del título. El tramo inicial contiene la apertura fervorosa del anfitrión. El marco del convite es singular y emotivo. El Galpón 3, edificado hace alrededor de un siglo y hoy usado como espacio vecinal de actividades solidarias, culturales y deportivas, constituye una estructura de madera y chapa de dimensiones colosales. Detrás de cada invitado a hablar hay un cartel con su nombre y el de las víctimas («Miriam, mamá de David»). Alrededor hay infinidad de afiches con frases e imágenes alusivas.

«Muchos chicos jovencitos hoy a través de la serie [televisiva] lanzada el 8 de noviembre reciben una versión equivocada de lo que pasó en Cromañón», continúa la oradora mientras ostenta un retrato de su hijo, que tenía 14 años al perder la vida; «está todo muy distorsionado; hay un grupo de sobrevivientes que se llama No nos cuenten Cromañón; a nosotros nadie nos contó lo que pasó, lo vivimos los 365 días del año, todas las jornadas de nuestra vida; cada minuto y segundo nuestros hijos están en nuestro corazón, en nuestra retina, en nuestra boca, en nuestro camino, en nuestras zapatillas».

Cromañón se llama el relato audiovisual por entregas producido por el argentino Armando Bó, fogoneado por Amazon y difundido por Prime Video. Miriam y Leo se cuentan entre los que repudian la ficción, que se toma ciertas libertades cinematográficas y como consecuencia presenta diferencias con la realidad de los hechos. Los otros dos frutos del matrimonio son Lucila, actualmente de 30 años y mamá de dos niñas, y Nehuén, de la misma edad que su hermano mayor al fallecer. El más pequeño de los tres pibes Chaparro nació bastante después de la masacre y conoció a David por fotos y anécdotas familiares.

«No olvidemos la lucha que hicimos estos 20 años; agradezco a los papás que pudieron venir; nuestros hijos nos llevan a estar juntos, aunque nos veamos menos o solo cada 30 de diciembre, por las circunstancias de la vida; obligaciones, problemas médicos; Cromañón nos sacó la salud, nos sacó la familia, nos sacó de todo; lo principal es que nos quitó a nuestros hijos, pero después otras cosas que intentamos seguir remontando; Fabiana [Zamudio] tuvo un problema médico, gracias a Dios está acá con nosotros, podemos contar con su presencia y rezamos mucho por su persona; es una sobreviviente».

Los Chaparro habitan en Isidro Casanova, otra localidad de La Matanza, partido de origen de 39 víctimas fatales del boliche de Once. Más panelistas sentados junto a Miriam son Mónica Schild, mamá de Marianela Rojas; Silvia Bignami, madre de Julián Rozengardt; Matilde Mangone, compañera de Gerardo Rossi; Amelia Borrás, sobreviviente y progenitora de dos víctimas: Gabriela, que murió, y Cintia, que logró escapar; Santiago y Eduardo, también salvados. Por vía telefónica hablarán Débora Vera, asimismo rescatada; Diego Vega, ídem; y Ernesto Lemos, papá de dos sobrevivientes adicionales.

Esta imagen muestra a Lucila Chaparro en una estampa emblemática publicada el 31 de diciembre de 2004 por el diario Clarín. La niña, que entonces tenía 10 años, llora en la vereda de la morgue judicial después de enterarse de que su hermano David está en la nómina de extintos. El incendio del recital de la banda Callejeros es uno de los peores horrores del rock en el mundo. Una deuda insigne es reparar como corresponde a las víctimas. La cifra oficial de fallecidos suma 194, pero los Chaparro y otros afirman que la verdadera alcanza 317. Los sobrevivientes, aunque para el Estado son 1600, superarían los 4500.

En algunos días, el 12 de diciembre, la Legislatura porteña podría votar un proyecto de reparación para los afectados que otorga carácter vitalicio, integral y más abarcativo en cantidad de beneficiarios a la asistencia vigente. La ley de la actualidad es la 4.786, que establece un subsidio mensual con prórrogas provisorias de tres años. Por otra parte, sigue en veremos la conversión en museo histórico del inmueble donde funcionó Cromañón. La ley nacional 27.695, que habilita al Estado a adueñarse del edificio indemnización mediante, corre riesgo de caerse por falta voluntad política para su aplicación.

«José [Guzmán], con todo lo que pasó y sigue pasando, acá lo ven», elogia Miriam al papá de Lucas, que hace dos años perdió la pierna derecha por la diabetes; «acá estamos; que no nos quieran pisotear o callar; nuestros hijos y nietos van a saber que luchamos, igual que los sobrevivientes; que el día que no estemos ellos tomen la posta para que nadie pueda tapar Cromañón; no vamos a permitir que lo haga ningún político, ningún legislador; Cromañón va a seguir estando en la memoria; por más que nos nieguen el edificio para el espacio cultural; vamos a seguir nombrándolo en las escuelas o donde sea».