María Espeche: «Espero el fallo de la Corte de la Nación sobre Brenda»

16/10/2024
por Lucio Casarini
Su hija tenía 24 años cuando el 1° de marzo de 2020 fue víctima de su novio Naim Vera Menem, de 19, condenado a perpetua por matarla y quemarla en una parrilla en la ciudad de Catamarca. El energúmeno, miembro de una familia ligada al poder provincial, recibió 50 años de cárcel como autor de asesinato doblemente calificado por relación de pareja y femicidio.
«La mayoría de la gente cree que este femicida ya tiene la condena de 50 años, pero no es así; recibió perpetua solo en Catamarca, no en la Corte de Justicia de la Nación; quiero que quede bien claro; muchas personas están convencidas de que ya tiene el veredicto firme; falta la condena efectiva del Máximo Tribunal de la República; de los siete jueces del foro superior catamarqueño, cinco fallaron a favor y dos en contra de la sentencia; esto significó que el abogado del convicto tuvo la posibilidad de presentar un recurso ante la Corte de la Nación con el objetivo de que le saquen los dos agravantes».
Suave, amable y delicada como es, María Espeche posee la impronta de una gladiadora. Después de cuatro años y medio, continúa en vilo con el drama de su hija, botón de muestra funesto del horror camuflado en los pliegues de la sociedad. Brenda Micaela Gordillo sumaba 24 años cuando el 1° de marzo de 2020 fue víctima de su novio Naim Vera Menem, de 19, condenado prácticamente de por vida por asfixiarla y quemarla en una parrilla. El sujeto, vástago de médicos prestigiosos, debería pasar medio siglo en la cárcel como autor de asesinato doblemente calificado por relación de pareja y femicidio.
«Era excelente compañera de trabajo y de estudio; dejó su lindo recuerdo de amiga; me pregunto por qué, por qué a ella; la verdad, mi hija no merecía lo que le pasó; era una buena niña, inocente; no le hacía mal a nadie; al contrario, si podía ayudar, ayudaba; tenía su autito; cuando salía de casa y veía a gente del barrio esperando el colectivo en la parada, los llevaba al centro; gente conocida; les decía vamos, vamos, te llevo; a la gente le dolió muchísimo lo que pasó porque sabía lo que era mi hija; era buena, solidaria; le gustaban mucho los niños; creo que hoy sigue siendo un ángel como lo era en vida».
«El móvil es que mi hija le dijo que estaba embarazada [algo descartado por la autopsia]; el no quería saber nada, entonces planeó matarla; primero le pagó a un sicario para que la apuñalara en la panza; el sicario lo dijo, pero la Corte de Justicia nunca lo citó; lo revelaron los amigos del asesino; el les contaba lo que quería hacer, pero ellos lo tomaban como una cosa pasajera; el no quería tener un hijo con Brenda porque mi hija no era de buenos recursos como el; le decía negra de mierda, me arruinaste la vida; yo quiero estudiar en Córdoba, ser médico; mi hija para el era una negrita que no estaba a su altura».
«Ya tenía antecedentes de violento; muchos compañeros del secundario lo veían como un líder; quería ocupar el rol de jefe, mandar en el grupo; por otra parte, una compañera se tuvo que ir del país porque la maltrataba; lo primero que dijo la chica cuando sucedió esto fue pude haber sido yo, me salvé de este monstruo; lamentaba lo que pasó y era consciente de que pudo haberle tocado a ella; este tipo tenía un historial malo; aparte ya ostentaba trayectoria como drogadicto; cuando fue preso, no pasó mucho tiempo, allanaron la cárcel y estaba con droga; así que tenía antecedentes, ya era violento».
Aquella noche, Naim Vera Menem, alumno de la carrera de Medicina en la ciudad de Córdoba, invitó a Brenda al dúplex de su abuelo, situado frente a la Universidad Nacional de Catamarca, donde la pareja se había encontrado otras veces. El muchacho es alto y fuerte. Algunas fotos difundidas en la prensa lo muestran sonriente con el torso denudo y cierta musculatura. Por lo que le habrá resultado relativamente sencillo someter a la víctima, que, aunque deportista, era delgada y medía 30 centímetros menos. Lo que le hizo es inenarrable. La asfixió con una prenda de ropa, la asó en una parrilla y la desmembró.
«Mi hija antes de lo sucedido viajó a Brasil; cuando estaba allá parece que el tipo la mensajeaba, la psicopateaba, la hacía sentir mal; le decía negra de miércole; así, mal; mi hija se largaba a llorar; me lo contaron las amigas; llegó un punto en que no quería ni comer; cuando fue un viaje de estudio, de placer; de satisfacción, en realidad; yo se lo pagué porque se lo merecía, por ser buena estudiante, buena niña; jamás en la vida Brenda me dio un disgusto; jamás, nunca; ella siempre con su buena onda, su empatía hacia los demás; era muy generosa; donde andaba, donde paraba hacía muchas amistades».
«Mi hija había conocido a este monstruo hacía como siete meses; se veían, salían, compartían cafés, bailes; ella ante nosotros, la familia, no lo había presentado, decía que todavía era poco tiempo; las amigas dijeron que lo conocían, habían estado varias veces con el; lo que el niega se demostró en la Corte de Justicia de Catamarca; sí tenían relación de pareja; también quieren sacar [el agravante de] la violencia de género; ella sufría eso y les contaba a las amigas».
El energúmeno depositó los restos de Brenda en bolsas de residuos. Arrojó una fracción en un contenedor de basura a la par del domicilio y cargó el remanente en la camioneta Fiat Toro de su padre. A continuación, condujo a la zona de El Rodeo para hacer un entierro improvisado a orillas del río Tala, cerca de la Ruta Provincial 4. En el trayecto pasó por un puesto de la Policía Caminera, donde mostró los documentos de rutina. La escena quedó registrada en el video de la cámara de seguridad. Los efectivos, que le permitieron seguir sin inspeccionar el automotor, declararán haberlo divisado merodeando.

«Era muy dada, muy buenita, muy confiada también; ella se fió de este monstruo; se encontraban en la casa del abuelo de el; el día que la citó ella fue con toda tranquilidad a la casa del abuelo, donde ocurrieron los hechos; con toda esa inocencia, esa naturalidad que tenían de una relación de pareja, ella acudió a esa invitación como lo hacía habitualmente; ella no tenía por qué dudar de lo que el iba a hacer; eran una pareja; ella no lo esperó, fue con toda la confianza; es más, hay un video donde a ella se la ve sonriente con el cuando estaban por entrar a la casa donde transcurrieron los hechos».
«Que la sociedad sepa que este femicida no está en el pabellón que le corresponde, por los privilegios que recibe; está en el sector de universitarios [según su abogado Gonzalo Ferreras, habría empezado a cursar la carrera de Derecho]; en realidad debería permanecer con los otros castigados por violencia de género; la verdad es que tiene muchas concesiones; la gente cree que cumple la condena como debe ser; la prisión se divide en pabellones; uno es el de femicidas; el debería estar ahí; goza de esos beneficios porque los padres son médicos y trabajan para una persona del poder importante de Catamarca».
El papá del susodicho se llama Oscar Vera y ocupa el cargo de cirujano general en el Sanatorio Pasteur, que pertenece a la familia del gobernador Raúl Alejandro Jalil. La mamá es kinesióloga en la misma entidad. El Pasteur, un proyecto de salud emblemático en la provincia, fue fundada por Guido Jalil, el progenitor del mandatario, que era médico e hijo de un inmigrante libanés. Los reclamos multitudinarios de verdad y justicia realizados hasta el proceso oral y público tuvieron como objetivo este edificio y también la oficina del fiscal Hugo Costilla, cuestionado por la marcha de la investigación.
El femicidio de Brenda conmocionó la sociedad local y argentina. Las manifestaciones fueron masivas, con réplicas en otros sitios, por ejemplo el ámbito académico del agresor, la Universidad Nacional de Córdoba. El 14 de mayo de 2021, poco más de un año después de la barbarie, los jueces de la Cámara en lo Penal de Primera Nominación de Catamarca dictaron la sentencia, que excluye cualquier beneficio procesal, como salidas transitorias, semilibertad, permisos laborales o el dos por uno. En consecuencia, el condenado recién podría volver a caminar por la calle cuando cumpla los 70 años de edad.
«Brenda era una niña muy estudiosa; ella terminó el secundario sin llevarse ninguna materia; estaba cursando un profesorado de Psicología; no lo pudo terminar por el fallecimiento de su padre; sin embargo retomó fuerzas y siguió; terminó la carrera de Administración Pública; trabajaba en la Municipalidad de Catamarca; le gustaba el hockey, era una buena jugadora; también le encantaba andar en bici; era muy activa; los fines de semana se empleaba como moza, hay muchos lugares de Catamarca donde hizo esa tarea; no se quedaba quieta; donde andaba dejaba su huella, su buen recuerdo».
«En los cumpleaños siempre me regalaba cadenitas, anillitos, aritos; una anécdota, de tantas; una vez abrí sin querer una cajita que ella me reservaba de obsequio; me dijo Má, me arruinaste la sorpresa, era un regalito para vos; me emociono mucho; era un ser de luz mi hija; siempre con una sonrisa; me ayudó a criar a mi hijo más chico [Felipe]; tenía una paciencia…; nunca voy a olvidar su colaboración para cuidar a ese niño; me lo llevaba para acá, me lo llevaba para allá; cuando yo me enfermé, cuando me operaron de cáncer de mamas y me estaban creciendo los pelitos, ella me arreglaba, me peinaba».
«Hay millones de recuerdos de mi hija que quedaron en mi memoria y jamás se van a borrar; el día que yo cierre los ojos se irán conmigo esos momentos hermosos; con el hermano del medio [Nahuel] solían contarse sus cosas; por el supe que estaba de novia con este femicida; compartían sus secretos; ella le comentó que estaba en una relación y todavía no se animaba a llevarlo porque era muy reciente; con el hermano más grande [Iván] también eran cómplices, pero no tanto; ella era como una madre también para ellos; yo salía a trabajar y ella les cocinaba; nunca protestó; siempre estaba disponible».
«Estoy muy agradecida de toda la gente que me acompañó; tuve mucha contención de la sociedad, no me dejaron sola en esta lucha; estuvieron desde el primero hasta el último momento conmigo para pedir justicia; yo también he luchado a la par de otros; cuando me necesitan en algún reclamo de justicia, la gente sabe que estoy; me llaman; saben que estoy fuerte y lucho por otras mujeres para que no les pase lo mismo que a mi hija; Brenda todos los días me da fuerza para seguir de pie y luchar por otras niñas, para que no les suceda esto; que nunca más en Catamarca vuelva a haber un femicidio».
«Como son de poder ellos [los padres del condenado], tienen plata, los medios, cómo llegar, para que le quiten los agravantes; si un día me muero, quiero que sea en paz sabiendo que este femicida nunca más va a salir y hacer daño a ninguna otra niña; hasta el día de hoy no se arrepintió nunca; el temor mío es lo que puede suceder en la Corte de Justicia la Nación; como madre una siempre está con miedo y lo voy a seguir estando hasta que le den la condena firme que espero; algo que nos va a terminar de dar paz a mí, a mi familia y especialmente a mi hija; que este monstruo nunca más salga de donde está».