Silvia Bignami: «Son 20 años de Cromañón, dos más que la edad de Julián»

8/3/2024
por Lucio Casarini
Su hijo tenía 18 cuando murió en el boliche del barrio de Once. Este mes debería recordarse la masacre en las escuelas porteñas y bonaerenses. Está pendiente la conversión del local en un espacio de memoria, como establece una ley nacional. Con al menos 194 extintos y miles de heridos, el incendio del 30 de diciembre de 2004 es la peor matanza de la historia del rock en todo el mundo.
«Soy Silvia Bignami, mamá de Julián Rozengardt, una de las víctimas fatales de la masacre de Cromañón; estoy acá compartiendo con la organización 30 de Diciembre, de sobrevivientes y amigos, una actividad por la memoria, un corso para recordar a los pibes y las pibas que padecieron el hecho; en mi caso, pertenezco al Movimiento Cromañón, una de las entidades más grandes dentro del amplio universo de gente unida para reclamar memoria, verdad y justicia; siempre que podemos acompañamos».
«Esto es en el marco de los recordatorios por los 20 años de la masacre; nosotros como familiares, como mamás, estamos siempre evocando a los pibes y las pibas; a veces el recuerdo de carácter personal queda diluido, porque uno está acostumbrado a participar de un espacio de lucha en el que se reclama por los 194 muertos y por los sobrevivientes; entonces a veces hablo poco de Julián; hoy quisiera recordar cómo se fue de contento esa noche a un recital donde no tenía por qué saber que corría peligro; lo sabía el grupo [la banda Callejeros], lo sabía el Gobierno de la Ciudad, lo sabían los empresarios».
«Más allá de si se lo propusieron, generaron la circunstancia para que Julián, que fue con su grupo de amigos y con su novia, no volviera; el quedó internado un día más, pero no resistió; como la enorme mayoría, antes que quemado, murió por inhalar de gases tóxicos; hay que recordar lo que pasó, pero también que hubo condiciones que lo permitieron; hubo una sobreventa de entradas que decidió el grupo [Callejeros]; no podés vender seis mil donde caben mil y pico; hubo material ignífugo que no debió estar; hubo puertas cerradas con candado; hubo coimas para que los inspectores evitaran clausurar».
«Grados de responsabilidad»
«Lo que pasó fue lo que podríamos llamar una espantosa tormenta perfecta; se juntaron todos los factores posibles para que los pibes murieran; la corrupción, la desidia, la falta de cuidado; aún después de ocurrido el hecho, en ese momento, en vez de ser protegidos por el Estado, los propios pibes muchas veces entraron nuevamente [incluso lo hicieron reiteradamente] para tratar de salvar a los amigos y a otros que no lo eran; a lo mejor ese fue el caso de Julián; yo no lo sé, porque cuando lo encontré ya estaba internado en el Sanatorio [Hospital] de Clínicas; me había pasado buscándolo toda la noche».
«Por una bengala se incendió la media sombra tóxica; no se podía salir, porque las puertas de emergencia estaban con candado; murieron todos estos pibes y quedó una cantidad de sobrevivientes, que calculamos en varios miles; además hay una especie de onda expansiva, se dice diez por persona entre los afectados más directos; si son 200 muertos y 4000 sobrevivientes, resulta una onda expansiva muy, pero muy grande; está lo que pasó esa noche, pero está también lo que siguió pasando, cómo tuvimos que recoger nuestros pedazos, cómo tuvimos que darnos cuenta de que esto no fue un hecho puntual».
«No fue una tragedia casual, sino que fue un ataque hacia la juventud, hacia la necesidad de divertirse, hacia la libertad, un concepto que ahora está tan en discusión; por eso estamos luchando hasta la actualidad; nosotros como Movimiento que reclama memoria, verdad y justicia creemos que hay diferentes grados de responsabilidad; no se trata solo de la que le cabe a una persona; en un sentido amplio, hay una responsabilidad muy grande del Gobierno de la Ciudad en relación a los controles, a los boliches, a haber desoído 16 alertas de la Defensoría del Pueblo y de los medios de comunicación».
«Tienen que hacerse cargo»
«Hay una responsabilidad de los privados; tanto [Rafael] Levy como [Emir Omar] Chabán como en menor medida los músicos, que ya eran empresarios; porque no generaron las condiciones para cuidar a su público; por ejemplo, sobreventa de entradas; por ejemplo, entrar bengalas; por ejemplo, en el caso del dueño del boliche [Levy], tener todas las puertas cerradas con candado para que no se colaran pibes, algo que esta vez sirvió para que no pudieran escapar; haber colocado una mediasombra, que es tóxica; tener en el piso de arriba del boliche, donde debía haber ventiluces, una cancha de paddle».
«O sea que de alguna forma fue responsable la corrupción en todas sus expresiones gubernamentales y empresariales; también la desidia de un tipo de sociedad que les niega una salida a los jóvenes y en última instancia los mata; como Movimiento consideramos que nunca hay que resignarse a que las cosas funcionen mal; se empezó a hablar de una lógica Cromañón; por todo lo que se ata con alambre, todo lo que no se cuida, la cultura de no me importa nada, a mi no me va a pasar».
«Por un lado, hay que luchar contra responsables concretos: Ibarra, Chabán, Levy; por otro lado, contra una cultura en la que primero está el lucro; si soy Gobierno tengo que encontrar la manera de que eso cambie; no puede ser que un joven corra riesgo por el hecho de ir a divertirse; hay que desarmar esa lógica; la sociedad es piramidal, más arriba está alguien, más responsabilidad tiene; por eso decimos que la culpa mayor es de los funcionarios gubernamentales, que tienen que hacerse cargo».
«Hacer pedagogía»
«Los familiares y también los sobrevivientes, pues sin los segundos no podríamos hacer este amplio movimiento que cumple 20 años de lucha, tenemos el rol de bregar por justicia; primero la que podemos llamar inmediata; lo hicimos con varios juicios penales, otros juicios administrativos y el juicio político a Aníbal Ibarra; esto involucra una responsabilidad en el terreno de los hechos; después, están todos los episodios que tenemos que seguir mirando; hacer pedagogía, hacer educación, hacer docencia».
«Los 30 de marzo debería recordarse Cromañón en las escuelas; hay una disposición de los gobiernos de la Provincia y la Capital; pero si nosotros no estamos [para impulsar la aplicación], eso no ocurre; qué queremos poner en discusión; la responsabilidad, el cuidado, el reclamo a los gobiernos; el año pasado en una escuela chicos de tercer grado después de charlar con nosotros se dieron cuenta de su derecho a reclamar; una nena percibió que en esa escuela no había matafuegos; escribió una nota al director y aparecieron los extinguidores ¿debió ser necesario el pedido? no, pero de todas formas el reclamo sirve».
«La enorme mayoría de los familiares tenemos acuerdo total sobre las responsabilidades; una parte de los sobrevivientes tiene desavenencia en relación a la culpa concreta del grupo Callejeros; creo que es una pena; sin embargo, un montón de ellos sí la ve; no solo en el accionar de los músicos durante la masacre, sino en su desempeño posterior victimizándose, tocando en nombre los pibes; lucrando, en definitiva; son barbaridades terribles; cuando pasó la masacre, ninguno de nosotros estaba agrupado; no éramos parte de un partido político, iglesia o congregación; lo que unía a nuestros hijos era la música; a partir de esa unión de ellos, que iban a recitales, a veces juntos, a veces separados, empezamos a aglutinarnos».
«Hay que echar a Levy»
«En esa construcción se fueron armando grupos y desarmando también; hay familiares que fallecieron de enfermedades vinculadas muchas de ellas a la impunidad; hay sobrevivientes que se suicidaron por el mismo motivo; en ese camino nos fuimos encontrando; ahora, si bien no estamos todos de acuerdo en todo, hay un concierto amplísimo en la necesidad de convertir este boliche (estamos al lado en este momento, durante la entrevista) en un espacio para la memoria, el nunca más Cromañón; eso tiene una conformidad absoluta entre familiares y sobrevivientes».

«Por eso logramos que la ley se aprobara; seguimos luchando porque por ahora es un papel, no tenemos espacio de memoria y tampoco diálogo con el Gobierno; estamos esperando que nos convoquen para concretar esto, que es una necesidad; no solo nuestra, como reparación; también del barrio de Once; hay que echar a Levy de Once, con su guardián, la persona que sea que está adentro, con puertas y ventanas tapiadas, como puede verse desde la vía pública, y armar un espacio para la memoria».
«Este lugar es muy particular, de tremendo dolor; es por donde nuestros pibes lograron escapar; es una calle que se cortó y se convirtió en peatonal; es el boliche nefasto, pero también la exposición de fotos que los recuerda; es un ámbito para actividades como este carnaval; un sitio para construir desde el dolor otra cosa, como queremos que se los recuerde; si deseáramos que fuera con tristeza, haríamos una actividad en el cementerio; queremos memoria, verdad, justicia y alegre rebeldía».
«Una de cal y una de arena»
«Como parte de la lucha por memoria, verdad y justicia, una de las cosas que encaramos es el Poder Judicial, que a veces no es igual a la justicia; en nuestro caso, logramos varios juicios importantes; dos muy grandes, la causa inicial por Cromañón y el desdoblamiento posterior por Levy y algunos funcionarios; realmente, al lado de lo que otros han logrado, hemos conseguido mucho; por primera vez en la historia hubo funcionarios de la Ciudad presos de forma efectiva; se condenó con penas bastante duras; no obstante, se sobreseyó a Aníbal Ibarra sin llamarlo a declarar, cosa que nos parece una barbaridad».
«En el juicio de Levy, se lo condenó a cuatro años y medio de prisión, lo cual fue una lucha y un logro; pero después se le devolvió el boliche; es lo que nosotros llamamos una de cal y una de arena; hay que estar siempre pendiente».
«Además de estas dos causas madres, hubo una contra los bomberos, hubo sumarios administrativos e impulsamos el juicio político contra Aníbal Ibarra; junto a otros sectores, logramos que se lo destituyera por medio de un mecanismo que ofrece la constitución de la Ciudad, que es la más progresista del país; establece el juicio político que permite la revocación del mandato; una de cal y una de arena; como no se lo inhabilitó, después tuvimos que soportar verlo como funcionario público, como candidato en elecciones y todo esto por supuesto sin que mostrara absolutamente ningún arrepentimiento».
«Cromañón es una bisagra»
«Entonces, en el plano jurídico hemos logrado un montón, pero [en simultáneo] lo que decidimos es hacer docencia, porque los juicios han estado en los medios [de comunicación] y hemos podido expresarnos; las pruebas en contra de los acusados han sido apabullantes, incluido el grupo [la banda Callejeros]; lo quiero decir, porque la irresponsabilidad no te libera de la culpa; nadie piensa que eran asesinos, afirmamos que son responsables de la masacre; en lo personal no soy alguien que esté a favor de la cárcel; es una herramienta para condenar a los funcionarios, a otros que actúan mal y a los coimeros».
«¿Es suficiente? nunca es suficiente ¿cambian muchas cosas? no sabemos; queremos apuntar a la cultura del nunca más; si tuviéramos la precisa de cómo se garantiza, estaríamos haciendo eso; vamos mucho por la calle, las actividades culturales, el espacio público, la denuncia, atentos a cada injusticia; nos parece que estamos unidos a otras causas; gatillo fácil, accidentes de tren que no son tales; casi nada es accidental; siempre que podemos acompañamos otras causas; nos parece que no estar ligados a ningún gobierno, a ningún partido político, nos da pureza e independencia para hacer pedagogía y criticar con propuestas».
«Cromañón es una bisagra, un antes y un después para muchas cosas; al menos debería serlo para el rock, para los gobiernos de la Ciudad, para quienes estamos en contacto con jóvenes; es un hecho bisagra que no debería volver a pasar; sin embargo, pasó en menor escala en Beara, pasó en [la estación ferroviaria de] Once…; son tantos los dramas…».
«Tres horribles masacres»
«Queremos, ahora al cumplirse 20 años mucho más, volver a poner en discusión [varios temas sensibles]; el rol del Estado, que no se puede correr, porque de lo contrario los particulares con tal de ganar más plata van a volver a hacerlo a costa de nuestras vidas; los jóvenes; cómo hacemos para que estén bien, para que se diviertan, para que no corran peligro; el uso del espacio público, el vínculo entre lo público y lo privado; el papel de la educación; el rol de los familiares y sobrevivientes, el derecho que tenemos de organizarnos, de reclamar, de marchar; [Cromañón] abre un montón de preguntas que siempre queremos trabajar cuando nos invitan a las escuelas, a un programa televisivo o cuando alguien plantea un diálogo».
«Ocurrido Cromañón y logradas muchas condenas, a los familiares se nos puso en un lugar represivo, como que queríamos que cerraran centros culturales; no; queremos que el Estado le garantice a ese sitio las condiciones para no tener que funcionar en un sótano; pero Cromañón no era un emprendimiento cultural barrial de unos pobres chicos; en este lugar había mucha plata dando vueltas; entonces, tenemos que salir de ese rótulo de represivos, de que queremos el recorte de las libertades; estamos totalmente en otro papel, que hace que necesitemos diálogo con las nuevas generaciones».
«Estamos en marzo; el 30 de marzo debería recordarse Cromañón en las escuelas; el 24 de marzo el golpe genocida; el 2 de abril Malvinas; en una semana hay que recordar tantas cosas; la forma de hacerlo es encontrar lo que tienen en común; son tres terribles masacres ocurridas hace muy poco históricamente, con participantes vivos, o sea que se puede obtener testimonios; hay que aprovecharlo para repensarnos como país, porque de alguna forma (esta es una opinión mía personal, una elaboración), quizás la democracia tan débil que nos dejó una dictadura tan genocida provocó Cromañón…».
«Una operación de encubrimiento»
«Una democracia corrupta, desorganizada; ni hablar de la [llamada] gesta de Malvinas; a muchos jóvenes les despertó un ánimo de patriotismo, pero a la vez fue una aventura loca de una dictadura militar que se estaba yendo; me parece que este mes de marzo es una oportunidad para reflexionar, especialmente con este Gobierno [Nacional] tan complejo con el cual estamos ahora, en una situación tan intrincada; son 20 años de Cromañón, dos más que la edad de Julián».
«Respecto de las víctimas, hablamos de onda expansiva; afectados somos todos los que rodeamos a los pibes, queda ese agujero; en cuanto a los damnificados concretos [materiales], el número 194 obedece a cómo se fue armando la causa penal; se habían incluido 193, después se consideró a Gerardo Rossi, un sobreviviente que murió más tarde; todos sospechamos que son más los muertos, porque en la confusión de ese momento hemos visto imágenes de chicos de países limítrofes como sobrevivientes y como muertos; hay gente que dice que la cantidad de bolsas eran muchísimas más; por eso nosotros decimos al menos 194».
«Creemos que hay una operación de encubrimiento en este sentido; no lo podemos establecer; igual son un montón 194; en cuanto a los sobrevivientes, lo mismo; se presentó una cantidad a la causa penal, pero eso no quiere decir [que sea un número definitivo]; primero, algunos al comenzar el juicio estaban saliendo de una situación terrible familiar y de salud; otros nunca pudieron hablar del tema; otros habían venido desde el interior y les perdimos la pista; nosotros decimos que hay más de 4000 sobrevivientes y ese no es un número arbitrario; aunque en la ley de reparación de la Ciudad entramos algo más de mil personas».