Nora y Eduardo Iglesias: «Marcela mueve los hilos desde donde está para que sigamos»

5/2/2024

Suman 28 años mendigando verdad y justicia. Su hija tenía seis cuando el 5 de febrero de 1996 murió aplastada por una escultura colocada de forma ilegal en un paseo de los Bosques de Palermo de la ciudad de Buenos Aires. Hoy el sitio de la tragedia lleva el nombre de la víctima y ellos esperan respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington, Estados Unidos, que podría derivar el expediente a la Corte respectiva, con asiento en San José de Costa Rica. Acusan al Estado argentino de negarles el derecho a un juicio. El 28 de marzo vencerá la última de las numerosas prórrogas pedidas por la parte denunciada.

«Muchas gracias por acompañarnos, desde ya, a todos», abrió Eduardo la ceremonia en el Paseo Marcela Brenda Iglesias; «siempre, año tras año, hacemos un acto; cada 5 de febrero es el aniversario de nuestra hija, este es el número 28; falleció con seis en 1996, hoy tendría 34; lamentablemente, se le cayó encima una escultura, como saben», mencionó el armatoste de la iniquidad: una u o herradura de hierro fundido que pesaba 270 kilos. Su autor, el artista Danilo Danziger, lo había denominado Elemento. La galería responsable, localizada allí, era Der Brücke, propiedad de Diana Lía González de Lowenstein.

«Se encuentra ausente Osvaldo [Guerrica Echevarría] por razones de salud, está muy cálido el tiempo y no se puede exponer», mencionó al adalid de la Asociación Amigos del Lago de Palermo; «me pidió que lo nombrara como una forma de asistir; desde ya, agradecidos, porque todo esto es también mérito de el; la colocación de la placa, el jacarandá, que tantos años está durando, lo vemos crecido; además hace diez días falleció mi cuñada mayor, Beatriz, por una grave enfermedad; la recordamos con mucho cariño; era la que se encargaba de toda la parte artística y de conducir el acto; la tenemos en nuestro corazón».

«Estamos reunidos para homenajear a Marcela, a 28 años de su fallecimiento», tomó la palabra Nora, leyendo un papel, «y también recordamos a mi hermana Beatriz, que hace unos días murió tras una larga agonía; ella se ocupaba de pintar las banderas, idear folletos para los actos; esperamos que ahora se encuentren juntas donde estén, jugando con los títeres; a pesar del tiempo transcurrido, para nosotros Marcela sigue siendo eternamente niña; la que entonaba las canciones del jardín; si viviera, estaría junto a nosotros reclamando por los espacios verdes, el cuidado del planeta o la protección de los animales».

«Y en contra de todos estos polos gastronómicos que avasallan los parques con sillas, mesas y tinglados; no cuidan los paseos públicos y tampoco nos dieron justicia; todos estos años recibimos el reconocimiento y apoyo de los Amigos del Lago, de distintos familiares de víctimas y de las Madres del Dolor, que son hermosas personas, dejan todo por ayudar a los demás; me siento orgullosa de formar parte de la Asociación», miró a Silvia Irigaray y Silvia Fredes, dos integrantes presentes. Otros congregados fueron Ana y Oscar Castellucci. También estuvo Susana, hermana menor de Nora, entre otros parientes y amigos.

«No vamos a bajar los brazos ni abandonar el barco del reclamo de justicia; lo hacemos por Marcela y todos los demás casos de muertes evitables», agregó la madre. «Marcela, el tiempo pasa y nosotros siempre con el mismo amor y la misma búsqueda de justicia». A espaldas del matrimonio se desplegaban dos pancartas, blanca la de la izquierda y azul la de la derecha. Ambas protagonizadas por la misma foto de la niña, que sonríe sentada en una hamaca. «Paseo Marcela B. Iglesias», dice la lona añil. «Sin Justicia desde el 5 de febrero de 1996», agrega. El letrero albo contiene casi lo mismo. «28 años», completa.

«Lo que puse en Instagram y Facebook habla del estado judicial, el capítulo judicial de la causa», retomó Eduardo; «el tema es el siguiente; el sumario fue admitido; en 2008 lo presentamos a la Comisión Interamericana; anteriormente no hubo justicia en nuestro país, en 2007 [cuando la Corte Suprema de la Nación cerró el proceso con un fallo para el escándalo, declaró el crimen de la niña ‘insustancial y carente de trascendencia’]; es un orden cronológico que estamos siguiendo; el resultado se puede decir que es un cincuenta por ciento y otro cincuenta por ciento, porque no hay una definición».

«Hay una causa real, que es la falta del servicio de justicia que padecimos en Argentina; pero eso prescribió; no hicieron lugar a la imprescriptibilidad; esa parte quedó cerrada para nosotros; la otra parte habla sobre los derechos del niño y la familia, incluidos nosotros, los padres, que tendríamos que haber recibido una ayuda psicológica en tiempo y forma, que tampoco se cumplió; acá hubo lugar a dilaciones y recusaciones por parte de los imputados en el momento en que la causa estaba en nuestro país; al ir a la CIDH, continuamente el Estado argentino pidió prórrogas y la CIDH las otorgó».

«Nosotros hicimos el reclamo vía mail, que es como se comunica uno con Washington, para que la causa sea elevada a la Corte Interamericana de Costa Rica; eso no ocurrió todavía; estamos a la espera, hasta el 28 de marzo que dura la actual prórroga, para que [la Comisión] se expida, dé una respuesta que [esperamos] sea satisfactoria para nuestra hija; hay que establecer un tribunal internacional formado por una representación para nosotros, una para la CIDH y una neutral, otro organismo; lo explico [con estas palabras], pero técnicamente tiene otros ribetes; es un tribunal con tres partes, tres jueces».

«Calculamos que ya más prórrogas no puede haber; nosotros hicimos saber, como dije anteriormente, que estamos cansados; como puse en Instagram; no tiene explicación que esto se vuelva a repetir, que sigan concediendo prórrogas», se indignó el papá de la damnificada intentando comprender lo incomprensible; «nuestro pedido es que se continúe a partir de esta fecha que termina y que haya una resolución favorable para la causa de Marcela, que se haga justicia».

«Cuando decimos la causa va a cumplir diez años, va a prescribir, dejemos todo, aparece algo», contó Nora a continuación sobre los vaivenes interminables e impredecibles de casi tres décadas de batalla en varios frentes; «después de la pandemia pensamos ya son muchos años y apareció otra notificación [de la CIDH]; yo no sé si Marcela desde donde está mueve los hilos para que nosotros sigamos; cada vez que dudamos, aparece algo; por eso perseveramos».

«Quería agregar que además vamos a hacer el reclamo de un tema distinto, el paseo», abundó su esposo antes de cerrar la alocución; «toda esta zona, estas hectáreas que ustedes ven se llama Plaza [Andrés] Guacurarí Artigas; acá se ven los carteles que dicen Paseo Marcela Brenda Iglesias; está abandonado; el piso era un juego de la oca, el área central del macetero este [señaló una construcción de cemento]; después está la sección de la ruleta, con los números; tomé fotos para presentarlas en la delegación que corresponde, la Comuna; que se ocupen de restablecer el Paseo de Marcela y poner la cartelería también; eso es lo que había pedido Osvaldo [Guerrica Echevarría]; como no pudo venir, lo quería decir».