Nora Cortiñas: «Hace 48 años que empezamos a venir a la Plaza de Mayo»

5/1/2024

Después de la desaparición de Carlos Gustavo, su hijo mayor, el 15 de abril de 1977, se convirtió en una de las pioneras de las madres audaces que hicieron frente a la dictadura militar. A punto de cumplir 94 años, integra la llamada Línea Fundadora y persevera en la ronda histórica que se realiza de manera indeclinable cada jueves a las 15.30 en torno a la pirámide del ágora neurálgica de la República. Esta semana, como desde hace cierto tiempo, en su silla de ruedas, igual que otra miembro de la organización. Ambas lideraron el rito circular cubiertas por sombrillas, bajo el intenso sol estival, con sus pañuelos blancos sobre la cabeza y su lema «memoria, verdad y justicia».

«Otro jueves en que estamos juntos, pero es otro año este; entramos en otro año y ahora hace 48 años que empezamos a venir a la plaza», se conmovió Nora Cortiñas desde su silla de ruedas bajo la sombra de algunos árboles; una colaboradora sostenía el megáfono; «muchos años; las madres todas estamos cerca de los cien, ojalá lleguemos para ver qué hay para contemplar cuando tengamos cien años, si recibimos respuesta a nuestros reclamos; quiero decirles que hoy nuevamente preguntamos qué pasa con Milagro Sala, que no queda en libertad; que hoy están extraditando a Chile a Jones Huala».

«Alberto Fernández, en vez de firmar el indulto a Milagro Sala, habilitó que extraditaran a Jones Huala, sabiendo que en Chile le puede esperar la muerte; o sea que [el expresidente] hizo todo mal y se fue redondeando el daño que causó», continuó mientras observaba a los espectadores desde sus pupilas castañas y anteojos de marco negro; «con un tiempo estaría en libertad, como le corresponde; porque es cumplir con la condena, nada más; no se lo permitió Alberto Fernández; ojalá que este joven, que es mapuche y que es muy luchador, llegue a Chile y pueda sobrevivir a esta cruz que le espera, la persecución y la cárcel».

Con su lucidez y su sonrisa perennes, Nora Morales de Cortiñas es un símbolo y un portento. Nació el 22 de marzo de 1930, por lo que acaricia los 94. Es psicóloga social y madre de dos hijos, Carlos Gustavo, el mayor, y Marcelo Horacio. Después de la desaparición del primogénito, estudiante de Economía, el 15 de abril de 1977, se convirtió en una de las pioneras de las Madres de Plaza de Mayo. Integra la llamada Línea Fundadora y persevera en la ronda de los jueves a las 15.30 en torno a la pirámide. Esta semana, como desde hace tiempo, en su silla de ruedas, igual que otra miembro de la entidad.

Ambas mujeres lideraron el rito circular con sus pañuelos blancos sobre la cabeza mientras allegados empujaban los cochecitos y las cubrían con sombrillas del intenso sol estival. Un centenar de personas iba enganchado a la peregrinación al tiempo que una voz femenina leía en un megáfono nombres de víctimas de la última dictadura. «Presente», respondían en coro los partícipes a cada mención. La reja que protege el monumento ostentaba numerosas banderas y carteles: «30.000 detenidos desaparecidos», «cárcel a los genocidas», «libertad a los presos políticos», «apertura de los archivos de la represión».

«Quería decirles que todos los planes que hay del Gobierno este son en contra del pueblo, pero que no crea que le va a salir bien», retomó Nora su reflexión; «ya hay algunos jueces que decidieron no declarar legítimo el DNU [decreto de necesidad y urgencia]; ya le va a ir saliendo todo mal y se va a caer solito; por tanto paciencia, mejor que se derrumbe solo a decir que nosotros, los que estamos acá reunidos, somos violentos; nosotros no queremos sacarlo como el echaría a uno de los nuestros; preferimos alejarlo con lo que hicimos durante 48 años; con la prudencia; no a la violencia; pensar con la cabeza y con el corazón».

«Todo el daño que ellos hacen, mandándonos veneno, veneno, veneno, transformémoslo en amor, amor y amor; sigamos amándonos entre nosotros; quizás no pensamos igual; pero hablemos; que alguna fuerza ayude para que este Gobierno pueda caer por su propia voluntad; muchos dirán Nora está equivocada; no, no estoy equivocada; va a pasar; tengamos paciencia, lo que está caro, no lo compremos; esperemos al día siguiente; vamos a tener que bajar el nivel de vida, aunque no teníamos ningún nivel (risas); ahora menos; si comíamos una banana por día, sáquenselo de la cabeza, ahora cada una vale 600 pesos».

«Elijan otra fruta; pobres bananas, tanto que las amábamos; tenemos que hacer así, una campaña nosotros mismos; claro que para hacer andar un auto hay que ponerle nafta; ustedes verán si decimos no a cargar el auto, qué hacemos, nos empujamos unos con los otros», bromeó entre las carcajadas y comentarios de los circunstantes; «andemos en bicicleta, Nori», sugirió de pronto una allegada; «quiero decirles que sigamos viniendo a la plaza, que no bajemos los brazos, que no claudiquemos; que en ningún momento dejemos la plaza pensando que no hay más para hacer; hay mucho para hacer».

La foto principal de esta crónica muestra a Nora jovencísima con sus dos hijos en edad escolar en la playa. Es un retrato en blanco y negro del álbum familiar difundido el 24 de marzo de 2023 por el diario Página 12 con firma de Marta Dillon y el siguiente título: «El archivo personal de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, feminista, combativa y de sonrisa inoxidable». Otras imágenes tomadas de esa cobertura exhiben a la susodicha con su esposo Carlos; en una cortando la torta de boda en condición de recién casados y en la otra paseando a caballo, ella rebenque en mano, por algún paisaje serrano.

«Hay que sacar al Gobierno, que no gobierna para nosotros, para los argentinos; todo lo que se decide en estos días es para pagarle al Fondo Monetario Internacional, nada más; vamos a ver qué pasa; sigamos luchando; nos vemos todos los jueves a las 15.30», animó a la constancia; «30.000 compañeros y compañeras detenidos desaparecidos…», cerró su alocución; «…presentes», contestó la concurrencia; «30.000 compañeros y compañeras detenidos desaparecidos…», repitió; «…presentes», volvió a retumbar; «30.000 compañeros y compañeras detenidos desaparecidos…»; «…presentes».

«Ahora…», concluyó la mamá de Carlos Gustavo Cortiñas; «…y siempre», le replicaron; alrededor del enjambre humano que participaba del homenaje, profesionales, curiosos y turistas pasaban caminando y oteando la escena; algunos se detenían un instante para espiar el acontecimiento, escuchar a la oradora e incluso sacar fotos con el teléfono; «ahora…», volvió a incoar ella; «…y siempre»; «ahora…; «…y siempre»; «hasta la victoria siempre…», concluyó; «…venceremos», contestó la multitud entre aplausos. La Casa Rosada lucía elegante e indiferente a la distancia, igualita que hace 48 años.