Luisa, mamá de María José Real: «Nadie va preso por hechos viales en Villa Mercedes»

11/1/2023

«Uno siente rabia, desilusión, impotencia de ver que nada se hace; uno pierde la vida de un hijo y la Justicia no mueve un dedo; no sirve de nada, entonces; yo ni siquiera la parte penal logré; teníamos un abogado que la dejó vencer; como uno no sabe de leyes… quedó la parte civil y con mi esposo nunca la iniciamos, porque la parte civil es dinero; a esa altura, el sujeto había enajenado todo; según el, el auto era del padre, que ayudaba a hacer todo ese tipo de cosas para que el asesino siguiera libre, sin tener que pasar por los tribunales; yo lo único que quería era justicia para mi hija, que lo metieran preso; mi intención no era que lo azotaran o lo colgaran en la plaza, pero por lo menos que fuera preso».

Sucedió el 24 de abril de 2005 en la ciudad de Villa Mercedes, provincia de San Luis. A las seis de la mañana, María José Real, de 16 años, y tres amigos volvían caminando del boliche bailable La Iguana, situado a la vera de la Ruta Nacional 148. Como el clima estaba lluvioso y la banquina tenía pastos altos, los cuatro jóvenes marchaban sobre la cinta asfáltica. Entonces, un automóvil conducido por Diego Tomás Romero giró en u sin darles tiempo a nada y atropelló al grupo.

María José estuvo cuatro días en terapia intensiva y perdió la vida como consecuencia de un traumatismo de cráneo. Además, sufrió la fractura de una pierna. Los otros damnificados, Daniela Arrieta, Omar Sosa y José Barroso, recibieron heridas de diversa gravedad. Sobrevivieron, pero con secuelas para siempre. Además, las dos chicas estaban embarazadas y los dos bebés murieron. El niño de la fallecida, José María, nació por cesárea al ingresar ella al hospital. La criatura dejó de existir horas después.

Luisa González, la voz tel testimonio de esta nota, es mamá de María José y abuela de José María. Integra la Asociación Civil Sí a la Vida, donde acompaña de manera permanente, entre otros, a la fundadora, Graciela Cabral, mamá de Vanesa Davi. Su relato expone los vericuetos tremendos que con frecuencia recorren los familiares de las víctimas de la violencia que buscan justicia. Diego Tomás Romero fue sometido a un juicio a prueba de conducta. El castigo consistió en realizar tareas comunitarias.