Julio Mendiguren: «Las Madres del Dolor con su trabajo son un río de amor»
3/1/2024
por Lucio Casarini
El sacerdote de la Parroquia de la Candelaria, en el barrio porteño de Floresta, habló en el 22 aniversario del crimen de Cristian Gómez, Maximiliano Tasca y Adrián Matassa. Los jóvenes fueron fusilados por un policía el 29 de diciembre de 2001 en una estación de servicio. La misa contó con la presencia de Elvira Torres y Silvia Irigaray, progenitoras de Cristian y Maxi, que son fundadoras de la Asociación Civil Madres del Dolor. Las acompañaron Isabel Yaconis, mamá de Lucila, y los esposos Nora y Eduardo Iglesias, padres de Marcela, igualmente miembros de la entidad, entre otros allegados.
«La luz y las tinieblas, la vida y la muerte; la felicidad de los padres de llevar al niño y el contraste con la profecía de Simeón, que le dice a María que una espada le atravesará el corazón», inició su homilía el padre Julio Mendiguren; «así es la realidad, donde está todo mezclado, la vida y la muerte, la felicidad y la congoja; por eso cuando celebramos la Navidad, este rito largo, se prolonga una semana, durante la octava de Navidad; igual que la Pascua; son celebraciones tan profundas que no alcanza un día para conmemorarlas; hay que hacerlo en el transcurso de ocho días y no alcanza la vida para entenderlas».
«La Navidad mira a la Pascua; Jesús nace para entregarse como Salvador, nace para rescatarnos del pecado y la muerte y llamarnos a una vida con Él», continuó su predicación del 29 de diciembre de 2023 en la Parroquia de la Candelaria; «la Navidad y la Pascua llevan a la Cruz; de hecho, si miramos la imagen de Jesús en el pesebre y en la Cruz, salvando las distancias de tamaño y edad, es la misma posición; los brazos abiertos para abrazar a todos; esto es lo que le profetiza Simeón a María: este niño será causa de contradicción, de caída y de elevación para muchos y a ti misma una espada te atravesará el corazón».
«El Evangelio dice que María y José estaban admirados; claro, no entendían qué significaba esto; en nuestra vida constantemente hay realidades que no se entienden; el amor por ejemplo no es para comprenderlo, es para vivirlo; la vida y la muerte tampoco son cosas que podamos captar de manera total con nuestra razón; para eso está lo que llamamos fe; requieren fe, pues exceden lo que podemos discernir; fíjense que cuando celebramos la Navidad todos los años hacemos el mismo recorrido: el 25 honramos el Nacimiento; el 26 el martirio de Esteban, el primer mártir; un día después del Niño aparece la muerte».
«Ayer [28] mataron a los inocentes, los chicos que Herodes, en su locura de poder…; muchos que tienen poder se vuelven locos antes, durante o después; así Herodes, en su locura, cuando escucha que los Magos buscan al Mesías, como no puede averiguar dónde nació, porque los Reyes advertidos en sueños huyen por otro lado, manda matar a todos los bebés de hasta dos años para asegurarse eliminar a Jesús; pero le sale mal porque José también avisado en sueños escapa con el Niño y con María a Egipto; esta cosa de que el que tiene autoridad o poder, en vez de usarlo para el bien de los demás, todo lo contrario».
«Estamos recordando los 22 años de la muerte de Adrián, Cristian y Maxi; que padecieron lo mismo; alguien que tenía poder, en vez de usarlo para el bien lo usó para el mal; las tinieblas y la luz se confunden siempre, como nos muestra la palabra de Dios; el mandamiento que nos da Jesús es el amor; si hiciéramos eso, si le hiciéramos caso al Maestro, qué distinto sería todo, ¿no?, en este momento no estaríamos recordando aquello; si nos diéramos la mano, nos cuidáramos entre nosotros, viviéramos al servicio del otro…; por eso es indispensable que le pidamos a Jesús que nos dé un corazón como el de el».
«Por suerte ya tenemos su Espíritu Santo, que él nos regaló; qué lindo sería que todos pudiéramos vivir como hermanos; claro que podemos, el tema es si queremos; lo mismo pasa con el perdón, que no significa hacer como que no pasó nada, porque sí pasó; pidámosle a Jesús todo esto; sabemos que gracias a El, que murió y resucitó, nuestros seres queridos que fallecieron están junto a Dios; ellos interceden por nosotros y también están en nuestro corazón, no como un recuerdo nada más; cuesta vivir esa relación, como nos cuesta el vínculo con Dios; estamos acostumbrados a vernos, tocarnos, hablarnos».
«De la misma manera es bueno ser conscientes de que Dios está siempre con nosotros, nos acompaña todo el tiempo; los seres queridos que partieron nos escuchan, nos cuidan; sin duda, les dieron la fuerza a ustedes como madres y padres para hacer todo lo que lograron; para no bajar los brazos, vivir con el dolor, buscar justicia; en definitiva, lo que se gestó a partir de la muerte de Adrián, Cristian y Maxi fue mucho amor, las Madres del Dolor son eso, un río de amor recorriendo distintos lugares del país con esa presencia que sostiene, que acompaña, que ayuda; justamente de esa forma está Dios con nosotros».
«El está siempre con nosotros; cada vez que alguien lo necesita, que alguien reza; siempre está su Providencia diciéndonos: estoy acá, no tengas miedo, esto va a pasar, estoy acá; eso hacen ustedes; son testigos de la presencia de Dios junto a los que sufren la muerte de sus seres queridos en manos de la violencia; es exactamente lo mismo que realiza Dios; es tan cristiano lo que llevan a cabo; damos gracias a Dios por estas madres y todos los que, de alguna manera, aún sin pertenecer a la Asociación Civil Madres del Dolor, se entregan por los hermanos que sufren, están atentos a las necesidades de los demás».
«Recién leímos el relato de la presentación en el templo, que corresponde al Día de la Candelaria, el nombre de esta Parroquia; hace referencia a la luz, algo que se debe compartir», concluyó el cura párroco; «como hizo María cuando se enteró de que iba a ser madre; salió corriendo a ver a su prima, una anciana que vivía en las montañas y estaba embarazada; se fue a ayudarla, acompañarla, simplemente estar con ella; la otra se encontraba en el sexto mes; se quedó, le dijo acá estoy, todo el tiempo que me requieras».
«María nos invita a correr al encuentro del que nos necesita; demos gracias a Dios por la vida, la lucha y el amor de las Madres del Dolor; igual para todas las personas que realizan esta tarea; los padres también; ustedes son referentes considerables; así como tenemos el ejemplo de los santos; ustedes nos inspiran con su actitud y su misión, que es tan de Dios».