Gustavo Melmann: «Naty era un cascabel, alegre, enamorada de la vida»
17/10/2023
por Lucio Casarini
«El objetivo de la familia era tratar de conseguir el máximo de prueba para que ningún tribunal del mundo pueda eximir a los responsables: Ricardo Suárez, Oscar Echenique, Ricardo Anselmini, Ricardo Panadero, a quien pudimos condenar 22 años después, y un quinto ADN que no se investigó, pese a que el juzgado de alzada lo pidió; lo solicitamos a la Corte Suprema; ahora tendremos que seguir insistiendo o ir a la Corte Interamericana; es otro hombre que dejó sus huellas en el tormento que le hicieron pasar a Naty; lamentablemente, ha habido montones de asesinatos brutales, pero es un logro haber podido probar que una banda de policías que estaba de servicio ese día para cuidar la vida de los chicos, sobre todo, raptó a nuestra hija y cometió todas estas barbaridades».
Después de casi 23 años, continúa mendigando justicia junto a Laura, mamá de la víctima, y los tres hermanos de esta: Nicolás, Nahuel y Lucía. Si el Estado argentino les sigue negando la posibilidad de identificar el quinto rastro genético depositado en el cuerpo, planean acudir como último recurso a la instancia transnacional. Aunque todavía les cuesta creer las circunstancias que los envuelven. Ninguno imaginó jamás que el destino les deparaba semejante pesadilla. Qué paradoja más inconcebible. Se habían mudado a Miramar, la ciudad de los niños, con el objetivo de lograr una existencia más apacible y saludable.
Natalia Mariel Melmann, tercera de la prole, tenía 15 años, era abanderada y soñaba con convertirse en obstetra. Le atraía la atención de las mujeres durante el embarazo y el parto, además del tratamiento de enfermedades de los órganos reproductivos femeninos. La madrugada del 4 de febrero de 2001, desapareció a la salida de un boliche bailable al que había concurrido con amigas. La Policía registró la denuncia como fuga de hogar y, para desconcierto de los deudos, obstaculizó el rastreo de manera flagrante. El cadáver fue hallado cuatro días después. Estaba semienterrado y desfigurado en el predio de un vivero.
La tragedia conmovió la Argentina. El impacto social, mediático y político fue de tal envergadura que, a pesar de la multitud de impedimentos, permitió llegar a la verdad. La chica había sido raptada, torturada, violada y muerta por efectivos bonaerenses. En 2002, tres uniformados recibieron cadena perpetua: el sargento primero Oscar Alberto Echenique, y los cabos Ricardo Alfredo Suárez y Ricardo Anselmini. Gustavo Fernández, alias el Gallo, un civil, fue condenado por participar en el secuestro. En 2023, el exsargento Ricardo Panadero, absuelto de forma escandalosa en el primer proceso, fue castigado con igual pena que sus pares.
A pesar de que la gesta de la familia Melmann constituye una hazaña ciudadana histórica, desentrañar el horror de la Bonaerense, la maldita Policía, los seres queridos de Natalia carecen del reconocimiento público que se merecen, viven pobremente y se encuentran expuestos a un hostigamiento cotidiano. Son revictimizados por el mismo sistema que provocó la tragedia y que ellos pusieron en evidencia. Por efecto de la persecución, Gustavo se vio obligado a emigrar a la Capital Federal. La esposa decidió quedarse en Miramar con el pálpito de que su presencia mantiene el espíritu del retoño extinto caminando esas calles.