Fran Chávez: «Pedir perdón implica buscar generar una acción reparadora»

25/1/2024

«Si después de años de terapia la sensación en el cuerpo es la misma, la experiencia del dolor, de la angustia, de la bronca, quiere decir que no se está reprocesando la situación traumática, no se está produciendo esa necesaria curación; lo que venimos a proponer, además de explicar las consecuencias del trauma, es cómo se puede acceder al perdón, pero como consecuencia de una serie de pasos que se tienen que dar; vamos a tratar de describirlos en el transcurso de este video; con el testimonio invalorable de Enrique y Cristina; es fundamental su apoyo hacia mi persona, que me hayan dicho que me perdonaban, que me hayan convencido».

Fran Chávez nació hace 36 años en la ciudad de Córdoba. Desde los 18 vive en El Bolsón, provincia de Río Negro, donde cuando tenía 22 protagonizó un drama tremendo. La madrugada del 25 de enero de 2011 se desplazaba por la Ruta Nacional 40, kilómetro 1920, al volante de un Fiat Spazio. Se encontraba alcoholizado y el vehículo tenía las luces averiadas. Perdió el control y atropelló a cuatro mochileros que circulaban como peatones por la banquina opuesta. Eugenio Tretyakov, de 18 años, Juan Enrique Shott, 17, y Facundo Nehuén Marino, ídem, murieron. Jorge Arce, 18, sufrió heridas graves.

El homicida, que resultó ileso, fue condenado a cuatro años de prisión efectiva y diez de inhabilitación para manejar. Transcurrió dos temporadas en la cárcel y completó el tiempo de encierro en su domicilio. Entonces tomó coraje y dio un paso sorprendente. Propuso ofrecer disculpas de manera personal a los familiares de las víctimas. Enrique y Cristina Schott, los padres de Juan, aceptaron el encuentro, le dieron el perdón y le sugirieron difundir su historia para detener la violencia vial.

Actualmente da charlas en escuelas y otras instituciones, como la Fundación Estrellas Amarillas y distintas entidades de víctimas. En simultáneo, conduce un canal de YouTube que decidió denominar Mundo traumado. El episodio conmovedor que reproduce esta nota, titulado Del trauma al perdón, cuenta con la presencia del matrimonio Schott.

Aclaración: aunque al llegar al mundo fue inscripto Francisco Javier Chávez y es padre biológico de dos hijos, recientemente cambió su nombre legal por Francisca (así aparece en su  Documento Nacional de Identidad) y se confiesa bisexual. Eso explica que en sus intervenciones de forma habitual use indistintamente el femenino y el masculino para referirse a sí mismo.

«Bienvenidos a Mundo traumado, este canal en el que buscamos explicar cómo es que se accede al trauma, cómo es que el trauma puede ingresar en nuestra vida e instalarse de maneras que son un poco invisibles», introduce Fran Chávez; «en este caso, va a ser de una manera más expresa, súper notoria y evidente, un evento traumático del que fui protagonista yo mismo, que se cobró la vida (o más precisamente que me cobré la vida) de tres jóvenes, Juan, Eugenio y Nehuén; vamos a estar charlando con Cristina y Enrique Schott, que son los papás de Juan, uno de los chicos que falleció en el hecho».

«Es más que evidente, si te matan a tu hijo de una forma abrupta e inesperada, como es un hecho vial, que se generan consecuencias en el comportamiento, la personalidad, la vida cotidiana que van a afectar de manera sumamente negativa; muchas veces se insta a las víctimas al perdón como un medio para acceder a la superación del dolor; todo esto no es más que un intento (bienintencionado por cierto, como tantas iniciativas que hay en este ámbito) ineficiente, en el sentido de que perpetúa el dolor, imposibilita la cura; toda terapia debería ser por definición algo que sane, remedie o mejore un malestar».

«Yo escuchaba su perdón, pero mi malestar interno era tan grande que no podía aceptarlo; yo lo sabía de palabra, que había sido perdonada; pero la sensación en mi cuerpo era la misma culpa, la misma paranoia, los mismos síntomas de antes; haciendo terapia EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing, ideada en 1987 por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro), una terapia específica para el estrés postraumático y psicología del trauma, pude pedir perdón, generar actos en la vida real que demuestren ese arrepentimiento, tener una penitencia y buscar generar una acción reparadora».

«En este caso, la vida lamentablemente no tiene reparación, no puede volverse el tiempo atrás, no puedo revivir absolutamente a nadie; que más quisiera yo que volver y no manejar ese día; pero en esta misión o en este objetivo de valorar la vida, de reivindicar la vida como valor primero en esta sociedad, este mundo, es lo único que puedo intentar; no puedo hacer otra cosa que estar a favor y poner a disposición todo el conocimiento que he adquirido para salir de ese pozo terrible que es la depresión, la angustia a disposición de las víctimas, porque es muchísimo el sufrimiento que acarrean y no lo saben».

«Se termina culpando la misma víctima, diciendo que no puede perdonar, que es por su actitud; siempre lo mismo; cuando no se puede avanzar en algo que no está resuelto; no se puede dejar de revolver; exigir o pedir cualquiera de esas cosas sería absurdo sin el conocimiento o el entendimiento técnico de lo que implicaría en la cabeza, en el cerebro, digamos, biológicamente, y los mecanismos que sustentan eso; vamos a comenzar este recorrido explicando que la noche del 25 de enero [de 2011], la madrugada en realidad, el 24 a la noche, yo estaba en la feria trabajando, había laburado todo el día…».