Familiares de Alberto Ahumada: «Si toman alcohol o se drogan, no conduzcan»

17/1/2023

«Era una persona muy alegre, se extraña bastante su presencia; vivía con mi papá, era el que siempre estaba disponible para todos, el que sin cesar se mantenía divertido; el 30 de abril de 2022, este hombre alcoholizado al volante nos cambió la vida de manera irremediable; gracias a Dios se hizo justicia; nosotros esperábamos que le dieran mucho más tiempo de cárcel; pero bueno, por lo menos tres años y cuatro meses va a estar este hombre Sergio Benegas en prisión; hicimos marchas, estuvimos en la puerta del juzgado, eso fue lo que incentivó al juez a tomar la decisión de que por lo menos vaya preso y no siga libre, como en la mayoría de los casos de siniestros viales».

Sergio Raúl Benegas manejaba con arriba de cinco veces más de alcohol en sangre que lo permitido. Le midieron 2,67 gramos por litro, cuando el límite para automovilistas es 0,5. En esas condiciones marchaba el 30 de abril de 2022 en la localidad de Rawson, provincia de San Juan, cuando su Renault Sandero embistió a Alberto Ahumada, que murió de manera instantánea. La víctima circulaba como peatón con su moto a la par, que tenía una pinchadura, y junto a su mujer.

Luego de una batalla intensa para demostrar la verdad de lo ocurrido, la familia del atropellado logró sentar a Benegas en el banquillo. Las pruebas incontrastables del caso permitieron que los tribunales lo mandaron a la cárcel como responsable de homicidio culposo agravado por el exceso de alcohol en sangre. Recibió tres años y cuatro meses de encierro más la inhabilitación para conducir por siete años, pena leve tomando en cuenta las circunstancias de la tragedia.

Alberto Ahumada tenía 49 años y era papá de cuatro hijos. Se ganaba la vida como albañil. Sus seres queridos le decían Negro o Beto. Analía, Érika y Facundo, hermanas y sobrino del damnificado, relatan en el testimonio de esta nota el calvario inenarrable que vivieron como consecuencia del drama. Cuentan con el respaldo de la Asociación Familias del Dolor y la Esperanza, fundada por Guillermo y Lorena, padres de Lautaro Chirino, otra presa de la violencia vial.