Diego Ramos: «Marcado por Gerardo Sueldo decidí estudiar ciencia política»

23/10/2025

Vive en la ciudad de La Banda, Santiago del Estero. Está recorriendo Latinoamérica para promover su libro Con la fuerza del cielo – Milei, el Moisés argentino. Es vicepresidente del Colegio de Politólogos y Relaciones Internacionales de su provincia. Es fundador de República Modelo, flamante partido de alcance nacional.

«Soy muy apasionado, tengo grandes sueños, me duelen las injusticias, me emociono fácilmente, me conmuevo frente a las realidades que atentan contra la dignidad de las personas; a veces me pregunto si tal vez todo está perdido, si vale la pena; he pasado por momentos en que he llegado a decir no hay vuelta, esto no tiene razón de ser, no hay que desgastarse más; me terminé dando cuenta de que ese es el objetivo de los sistemas, que uno se vuelva resignado, deje de lado los proyectos, el sentido de la construcción, de preguntar si acaso es posible otra humanidad; estoy convencido de que sí».

Posee la mirada transparente, las cejas anchas, la voz profunda y el acento de su tierra. Las pupilas marrones de vez en vez quedan ocultas detrás de las pestañas que se pliegan para guarecer un espíritu sensible y también debido a la claridad intensa del mediodía porteño. Habla sentado con los pies en cruz sobre el pasto verde de la Plaza de la República, soporte del Obelisco, efigie que desafía el cielo celeste con la punta que corona sus casi 70 metros de hormigón blanqueado. El murmullo cercano de motores y bocinas delata el tráfico vehicular incesante.

«Soy Diego Ramos, de Santiago del Estero», inicia el audio de esta crónica; «me encuentro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, llegando de Cuba, de La Habana, donde he tenido al posibilidad de presentar el libro Con la fuerza del cielo – Milei, el Moisés argentino, que asume la preocupación sobre el empleo del relato religioso teológico en política; hemos tenido la posibilidad de estar en la ciudad de Bayamo, que se encuentra ubicada a 650 kilómetros de La Habana, compartiendo con pastores de distintas nominaciones en una conversación, en un taller de idas y vueltas, de preguntas, de interrogantes, pero también de muchos desafíos».

«Sobre todo en las claves que juegan entre la fe y la política; por ahí, entendiendo desde una mirada, una concepción, un horizonte muy estrecho que la fe y la política no convergen, que no dialogan; por supuesto que tiene que ver con intenciones históricas de separarlas; hay que ir descubriendo por qué y cuáles son los intereses por los que las separan y también cuáles son los intereses para unirlas».

«La verdad es que fue una experiencia maravillosa, muy linda en la que inclusive he visto esto de reconciliar el cuerpo y el alma; hay una disociación histórica producto de un pensamiento occidental, en cuya mirada el alma se dinamiza por carriles separados del cuerpo; cuando ocurre ese divorcio, se corre el riesgo de que la fe solamente se viva desde una perspectiva cultual, se establezca una relación de la persona con Dios individual, donde el cuerpo queda ausente; cuando decimos cuerpo, decimos los contextos, las realidades, la materialidad de la vida puesta en juego en su dignidad; todo eso queda divorciado de nuestro campo religioso».

«Lo que venimos intentando es reconciliar el cuerpo con el espíritu; esto significa que la fe no tiene que ver solamente con ritos, sino que tiene que trascender más allá; tiene que haber un compromiso con la historia, los contextos y las realidades; el libro tiene una preocupación, la ausencia de profetas; en el Antiguo Testamento, los profetas eran los que no solamente anunciaban, sino que también ponían los textos en los contextos, las realidades de lo que los pueblos vivían».

«Sobre todo pensando en sociedades más justas y equitativas; evidentemente la ausencia de profetas hace que emerjan personajes como el actual presidente Javier Milei, por ejemplo, que aprovechó para tomar el papel de Moisés, pretender venir a salvar un pueblo, a purificarnos, a corrernos de la podredumbre de la política; ahí hay una clave interesante; la pregunta es qué teologías o qué espiritualidades están jugando en nuestros relatos y en nuestros discursos».

Portada del libro de Diego Ramos, publicado por Editorial Dunken.

«Quiero comentarle al público que si escucha de fondo el ruido de las sirenas, los autos, los colectivos es porque estamos en la Ciudad de Buenos Aires, en el centro neurálgico, con toda su historia y su significado, donde justamente surgió el profeta Milei», explica Diego mientras toma el mate que le convida Francisco Coronel, el amigo santiagueño que lo acompañó a Cuba. Quien habla es vicepresidente del Colegio de Politólogos y Relaciones Internacionales, director del Centro de Educación Popular Antonio Gramsci, ambos en su provincia, y fundador de República Modelo, flamante partido de alcance nacional.

«Hay una preocupación, no solamente en la Argentina, con el fenómeno de la utilización del relato religioso teológico en la política; existe en diversos países; Chile tuvo la gentileza de invitarnos a hacer la presentación del libro; porque todos van observando con mucho detenimiento este asunto; el Frente Amplio, la coalición que conduce [el presidente Gabriel] Boric en Chile, es como sabemos de izquierda, sin una connotación religiosa teológica cristiana; sin embargo, está preocupado por la utilización del relato religioso teológico, que va entrando cada vez mas al campo de la política».

«Uno se puede preguntar por qué esta utilización entra con fuerza, por qué el relato religioso teológico es usado por personajes, sobre todo, de la extrema derecha; estas preguntas y respuestas nos van llevando a desentramar un escenario que a lo mejor no es muy observado, no se puede ver a simple vista; hay que desmecharlo, desastillarlo rumiarlo».

«El 85% de nuestra sociedad argentina es cristiana, repartido entre católicos y protestantes; hay dos matrices fundamentales que la derecha usó perfectamente; si hacemos memoria de lo que fue la pedagogía de la evangelización en la Argentina y el continente, vino con una teología que hasta el día de hoy funciona, la teología de la resignación; que trabajó metodológica y pedagógicamente durante siglos para que los pueblos empiecen a comprender, naturalizar que las injusticias, las desigualdades deben asumirse desde una actitud resignada».

«Hoy tenemos tarifazos, alta inflación, no llegamos a fin de mes y la gente qué dice: bueno, qué vamos a hacer, hay que aguantar, hay que soportar, hay que apechugar, hay que poner el cuerpo; el sentido sacrificial es un elemento teológico fundamental para la construcción de los sistemas, sobre todo, del conservadurismo, de la derecha para legitimar, por ejemplo, lo que hoy vivimos, el brutal ajuste en este país y otros de América Latina; esa teología de la resignación es una matriz muy metida dentro del catolicismo; se le va a sumar con el tiempo el surgimiento, el auge del protestantismo».

«Es decir, las iglesias protestantes desparramadas en la sociedad argentina van a sostener su construcción a partir del pietismo, una relación cultual muy estrecha entre el creyente y Dios que carece del sentido de comunidad, no tiene contexto; al contrario, muchos protestantes tienen a sus pastores usando los textos bíblicos para ciertos pretextos, buscando sus propios intereses; por supuesto que estos textos con pretextos van olvidando los contextos, en un juego de palabras; de qué estamos hablando, de que no hay una mirada de la otredad, nadie se pregunta quién es el otro, qué le pasa a mi vecino; qué les pasa a los jóvenes de mi barrio; el contexto queda anulado, queda afuera».

Diego Ramos brindando una conferencia en Santiago del Estero.

«Tenemos entonces dos matrices jugando fuertemente en la sociedad argentina; también, obviamente, en América Latina; decíamos que la matriz del catolicismo está atravesada por la teología de la resignación producto del colonialismo; es decir que hay una teología colonial todavía en las comunidades de fe; a eso sumamos la matriz de las iglesias protestantes, el pietismo; comunidades alejadas de los contextos; textos bíblicos con muchos pretextos; donde se construye un estilo meritocrático; la meritocracia entra muy fuertemente en las comunidades protestantes con la teología de la prosperidad».

«Si vos cumples a rajatabla lo que Dios te manda, vas a prosperar; esta teología se puede traducir perfectamente como meritocracia; está suponiendo un sujeto sumamente individual, es decir que un cristiano que logra en su vida personal un cierto progreso o desarrollo económico, lo hace sin ninguna culpa de ignorar las situaciones, las realidades, los contextos de las otras personas; vamos a suponer que yo soy un referente de la extrema derecha y observo la sociedad argentina; la pregunta es cómo hago para justificar un nuevo brutal ajuste; necesito buscar un relato, necesito entrar por un lugar que esté permeable, donde yo pueda introducirme, y que haya ausencia de profetas que anuncien y denuncien».

«Los medios de comunicación hegemónicos ya trabajaron la idea de la demonización de la política; no sirve, es sucia, hay que exterminar el Estado y hay que lanzar un personaje que pueda venir con esta idea; que ya manejaban los griegos: la hierocracia, el gobierno de los divinos, los dioses, gente puesta por una deidad para salvar y purificar; así aparece Javier Milei, que se presenta como el Moisés; ahora bien, si este personaje observa las dos matrices, la de una sociedad resignada desde el catolicismo como elemento teologal, la de una sociedad individualista desde el protestantismo con su teología del progreso y la meritocracia, tenemos un escenario perfecto».

«Perfecto para volver a introducir la lógica del conservadurismo, que viene de la historia argentina; esta construcción del Moisés, el que se arroga Javier Milei, necesita ser deconstruido; la pregunta sería ¿Es Javier Milei realmente el Moisés? Mi libro intenta en principio deconstruir la imagen de Milei como Moisés; Milei o la derecha tuvieron la capacidad teológica para introducirse en el imaginario de la sociedad argentina; nosotros tomamos el desafío desde la política de meternos en el terreno teológico y religioso para dar la batalla; una discusión teológico política».

«El conservadurismo, la derecha lo usó también en Brasil para destituir a Dilma Rouseff; en el nombre de Dios, los pastores, las bancadas evangelistas, la destituyeron; es la misma lógica con que [Jeanine] Áñez realizó el golpe de Estado en Bolivia; entró al parlamento con la Biblia diciendo que Dios venía a purificar al pueblo boliviano; es la misma matriz, la misma lógica, el mismo objetivo; la pregunta de si Milei es realmente el Moisés, el gran objetivo de este libro, es un planteo político; el libro es una provocación política, intenta políticamente entrar a discutir en el campo de lo teológico religioso; porque a lo largo de la historia de la humanidad, la teología y la religión bendijeron a los pueblos, los reyes, las normas, los principios, los valores, la moral».

«Esta deconstrucción es novedosa, en qué sentido; en que nosotros desde la política vamos a interrogar si esas teologías realmente son buenas o no, si acompañan las necesidades del pueblo o no, si lo dignifican o no; lo que construye Javier Milei desde la derecha es esta lógica de la política, de la teología; es decir, hace depender la política de la teología; si la política depende de la teología; lo que se impone es lo moral; el gran desafío que nos toca es volver a ubicar la teología y la política; es decir, la teología depende de la política; las resoluciones de la materialidad de la vida, la construcción de los derechos políticos y sociales siempre es desde la política; lo que resuelve la vida de la humanidad es la política, no la teología».

La solapa del libro presenta al autor.

«Vamos a adentrarnos un poquito más; si Milei quiere jugar a ser Moisés, vamos a entrar a jugar bíblicamente y teológicamente; entonces, la pregunta es ¿Realmente vos, Milei, sos Moisés? Si tomamos este personaje, vamos a meternos en el Antiguo Testamento; ahí vemos una avenencia entre Dios y Moisés; cuando Dios lo llama, lo hace para salvar al pueblo que estaba bajo el yugo de Egipto, del Faraón; una opresión política, económica, social, cultural, religiosa; hay un juego interesante, porque Moisés empieza a dialogar con Dios, incluso le pregunta si será posible».

«El punto central en la relación de Dios con Moisés es la búsqueda de la liberación y la dignidad del pueblo; hay un pacto interesante; para qué lo llama, para establecer una nación justa y solidaria; ese es el eje, la pregunta es si la búsqueda de Milei, el Moisés argentino, es la misma; en la comparación nos damos cuenta de que no, el presidente argentino intenta construir una sociedad injusta e insolidaria, a la inversa del pacto de Dios con el Moisés original; ahora, si Milei no es Moisés, quién es; vamos a buscar otro personaje de la Biblia».

«Aquí es donde le otorgamos la licencia bíblica teológica; Milei no es Moisés, es Salomón; por qué Salomón; a lo largo de la historia de Israel, el pueblo comenzó a mirar otras naciones; observó que tenían reyes, monarcas, mercaderes, comerciantes; el pueblo de Israel empezó a pedir ser una nación como las demás; cuando da el salto de dejar la aspiración originaria de ser una nación justa y solidaria, se constituye en un pueblo bajo la lógica del mercado; a tal punto que entre ellos en el pueblo de Israel ya no se llamaban fraternalmente hermanos, sino mercaderes».

«Reemplazaron al Dios de la vida, la dignidad y la liberación por el Dios del mercado; el que lleva adelante la propuesta de romper ese pacto es Salomón; entonces, nosotros decimos Milei no es Moisés, es el neoliberal de Salomón, que viene a constituir una sociedad injusta e insolidaria, viene a romper con el pacto de esta nación argentina bajo la lógica de una sociedad justa y solidaria; ahora, hay otro elemento interesante en esto, hay una clave aquí; por qué Milei o la derecha decide construir un partido religioso en la Argentina; porque La Libertad Avanza es eso; cuál es la intención, el motivo real de Milei».

«Enfrente tiene al peronismo, cuya matriz es también teologal; el peronismo construye su identidad con la justicia social, tomada de las encíclicas que forman la doctrina social de la Iglesia; podemos decir que el peronismo tiene un elemento teológico religioso, como Milei lo tiene; es una primera conclusión; tanto el peronismo como el partido de Milei son religiosos; con una diferencia sustancial, Milei logró que la sociedad argentina pueda trasladarse del campo de la política al de la religión».

«Cuando la sociedad se traslada al campo religioso guiada por un personaje como el Moisés argentino, va a discutir verdades, va a debatir en clave de moralidad; la polémica va a pasar por cuánto robaron, cuánto le cuesta la militancia al Estado, cuántos comedores fantasma existen y qué tanto daño hace la política; planteos morales, metafísicos; Milei logró esto, llevar a la sociedad hacia el campo religioso».

Diego Ramos durante una conferencia en Santiago del Estero.

«Cuál es la diferencia con el peronismo, que también es religioso y teologal; que está en el terreno de la política, campo donde se debaten, se buscan y se luchan los derechos económicos, políticos, sociales y culturales; en el partido de Milei se discuten verdades metafísicas, en el peronismo se conquistan derechos; por eso la preocupación que tenemos nosotros es adentrarnos en el campo religioso para dar la batalla, la discusión con los sacerdotes, los pastores, los obispos para recuperar el verdadero sentido de la política».

«Termino con esta idea; lo que logró Milei es algo desnaturalizado, llevar la política al espacio privado; si uno recuerda cómo surgió la política entre los griegos, es interesante; los atenienses estaban en sus casas, no tomando mate, pero algo estaban tomando, preguntándose cómo podemos incidir en la toma de decisiones; por qué hay gente que gobierna por nosotros; decidieron dar un salto, salieron del espacio privado al espacio público; es decir, salieron del oikos, que es el espacio privado, y entraron en la ecclesia, la asamblea; comenzaron a entender que la discusión, la lucha y la conquista se dan en el espacio público; es decir que ahí se construyen la política y la democracia, en el espacio público; con tensiones, conflictos; las sociedades, distintos grupos pueden poner sus demandas en el espacio público para obtener justicia».

«Milei logró una desnaturalización, llevó la política al campo privado; con TikTok, WhatsApp, Facebook o Instagram, personas en el anonimato, en sus habitaciones, cocinas o cualquier lugar de la casa, interactúan de manera individual con un personaje como Javier Milei, destruyendo el sentido de lo colectivo, la comunidad; hizo creer a la sociedad argentina que la política se construye en el mundo privado, que es perfecto para crear prejuicios: la militancia no sirve, están para robar, los sindicatos están para hacer negocios, el Estado para crear kioscos aquí y allá; prejuicios; ahora tenemos el gran desafío de recuperar la política».

«Soy un enamorado de la política, amo la política», cambia de pronto Diego Ramos la dirección de su testimonio con una referencia personal; «es un lugar, una manera, una mirada, un compromiso donde vos ponés el cuerpo para volver a disputar derechos que permitan a las sociedades vivir de una manera mas digna, justa y solidaria; porque la política tiene dos realidades o principios; su naturaleza es ser buena y justa; para eso necesita actores buenos y justos; hay que recuperar el espacio público para devolverle la dignidad a la persona a partir del Estado y de leyes que le permitan vivir mejor».

Contratapa del libro de Diego Ramos.

«Aquí está un santiagueño, criado en el noroeste de Argentina, la ciudad más antigua del país; con mucha mística e historia, pero también con mucha fraternidad; es ahí donde he empezado a mirar, a observar la posibilidad de poder abrir horizontes y seguir mostrando modos y maneras para volver a soñar juntos; Santiago del Estero, de donde vengo, me dio esa posibilidad; tenemos todavía esa mística, esa gran energía, esos espacios, esos momentos; poder mirarnos a los ojos, descubrirnos en los rostros; tenemos esa locura de encontrarnos en cualquier momento del día o la semana, de tomar unos mates, tirar una carnecita a la parrilla; todavía tenemos muchas ganas de reírnos».

«Eso me da la pauta de que, como dice la canción, nos pueden robar la primavera y todo, pero la canción, la energía, la mística, las ganas, la lucha, los sueños, la disputa siguen latentes, siguen vigentes; vamos detrás de esos sueños; ese es Diego Ramos, un santiagueño soñando, abriéndose camino con otros; somos el resultado de muchas personas, muchos legados; uno puede nombrar a personas que ya no están; Gerardo Sueldo, un obispo de Santiago del Estero que marcó mucho mi vida; me dio a entender que la única manera, posibilidad de tener sociedades justas es con actores políticos justos, que buscan la justicia; a partir de ahí decidí estudiar ciencia política y andamos trotando por el mundo; también mirando, porque nos podemos encontrar con mucha gente; la pregunta es si en esos encuentros nos podemos reconocer y mas allá, en qué nos podemos proyectar».

«Buscamos encuentros para reconocernos con rostros, con miradas, sueños, desganos; con entusiasmos o con gente que está desilusionada; vamos detrás de las personas hartas, cansadas, desencantadas de la política; vamos detrás, de esta manera metodológica, de mirarnos y ver si podemos reencantarnos con la política; hay una gran pregunta ahí; cómo hacemos cuando la política se ha demonizado tanto; la única manera es mostrar que uno está, que muchos estamos todavía; que podemos levantarnos, entre nosotros darnos una mano, mostrarnos de manera equitativa, con igualdad».

«No queremos ser iluministas ni teóricos o intelectuales que andan tratando de alumbrar; queremos caminar con la gente, con los pueblos; que nos ayuden a entender qué hay en esas miradas, esos rostros, los corazones; uno se va dando cuenta, transitando por las ciudades y los países, que la necesidad, la búsqueda, es siempre la misma; la felicidad; que no es la felicidad del mercado, no es bajo la lógica del mercado; sino que tiene que ver con la fraternidad; no es casual que el Papa Francisco haya hablado mucho de la fraternidad política; tampoco es casual que Milei, el Moisés argentino, en su campaña electoral al primero que atacó fue a Francisco; no a él sino al espíritu de fraternidad».

Diego Ramos realizando una síntesis del libro.

«Si construimos fraternidad política en nuestra marcha, dinámica, metodología y decisiones, siempre va a estar la idea de la inclusión; sin la fraternidad, en la política corremos el riesgo de decidir quién come y quién no come hoy, quién trabaja y quién no, quién se educa y quién no; es importante recuperar la fraternidad política; nosotros no discutimos la fe, que existe un Dios; estamos convencidos de que en cada política, en cada mundo religioso, hay una teología».

«Ninguna teología es inocente; hay que preguntarse qué tipos de teología hay; si la teología nos lleva a construir mas humanidad, es solamente a partir de la política; si desde una teología descubrimos que necesitamos recuperar la dignidad de la persona, que tenemos que construir una fraternidad mucho más amplia, a la hora de materializar eso nos vamos a dar cuenta que es solamente desde la política; por eso nosotros abrazamos la idea de reencantarnos con la política, porque es desde la política que vamos a construir y armar una nueva sociedad».

«Estudiando lo teológico y lo bíblico para poder responder descubrí dos textos que me llamaron muchísimo la atención de Jesús el maestro, que tenía una pedagogía impresionante, una pedagogía política; en el primero está en la región de Tiberíades, que tenia ese nombre en honor al emperador Tiberio; si había un monstruo neoliberal capitalista, era Tiberio; si había un conquistador desalmado, era Tiberio; Jesús fue a ese lugar para qué; fue ahí y qué hizo; viene uno de sus discípulos, le dice maestro despide a la gente porque ya es tarde; el maestro le dice no, señor, de aquí no se mueve nadie hasta que coma».

«Mandó a sus discípulos pensar de qué manera resolver ese momento; estos entienden que había que organizarse; es decir, Jesús provoca en el territorio del emperador capitalista neoliberal la iniciativa de organizarse; es la primera palabra que aparece, se organizaron en grupos de 50; la organización entró en el territorio; la segunda cuestión es la famosa multiplicación de los panes y los peces, pero no la multiplicación milagrosa que uno entiende o sospecha a partir de lo que nos han enseñado; que a borbotones de algún lugar mágico salieron el pan y el pescadito; seguramente, en esos grupos de 50 había gente que tenía un pedacito de pan; otros tenían un pedacito de pescado; otros, muchos más, no tenían nada».

«Ahí se produjo el verdadero milagro; se encontraron, se reconocieron en la dignidad y decidieron compartir; organizados, compartir la vida, celebrar la vida; en Tiberíades, el territorio más neoliberal y capitalista; ahí está el mensaje de Jesús; es la construcción de la humanidad sobre todo, sobre cualquier sistema que oprime, quita la dignidad de la persona; se van conjugando la fe y la política; Jesús tranquilamente podría haber dicho despidan a la gente, que se vaya, total ya oró, que se vaya cada uno a su casa con hambre y resuelva cómo va a comer, total ya hizo la oración; y no era esta la idea; en Tiberíades se juntan la fe y la política, ahí esta la clave; no puede haber fe sin dignidad, no puede haber fe sin construcción histórica, no puede haber fe sin entendimiento colectivo, no puede haber fe sin la otredad, si el otro no te interpela, no te cuestiona».

Diego Ramos durante una conferencia en Santiago del Estero

«En el segundo texto que me llamó la atención, Jesús está frente a Pilato; tanto este como el anterior son textos políticos; en el tramo final de su camino en la tierra, Jesús va girando entre Pilato y Herodes; Pilato lo miraba y lo miraba, no podía encontrar qué había en ese tipo; hace de cuenta de que Pilato era [el dictador Jorge Rafael] Videla; si alguien cuidaba celosamente los intereses políticos de Roma en la región, era Pilato; era un sabueso, un personaje político al que no se le escapaba ningún detalle; tenía informantes en todo el territorio para descubrir dónde había un peligro de sedición».

«Pilato lo mira dos o tres veces; dice no encuentro nada malo en él; por qué Pilato no descubre el peligro político, la sedición, la revuelta en Jesús; qué no está viendo Pilato; la nueva humanidad; el maestro en su pedagogía política pone una nueva humanidad; Pilato no puede entender desde su política a quién tiene enfrente; aquí esta la segunda clave; hay que poner humanidad en la política, hay que humanizar la política; es importante que hombres y mujeres de buena voluntad que sienten el deseo de construir desde la solidaridad sociedades justas se metan en la política, le den el sentido verdadero; es la única forma en que podemos reconstruir esta sociedad; desde la política; no importan la fe o el lugar de cada uno».

«Si hay una intención, una necesidad, un deseo de que las sociedades sean buenas, justas, solidarias, equitativas, con progreso, desarrollo, hay que meterse en el campo de la política; para dar la discusión, el verdadero sentido la política es la que humaniza, reconstruye, permite construir sociedades en las que podamos vivir y comer; la Biblia dice tuve hambre y me diste de comer; aquí en Argentina tuve hambre y me cerraste los comedores; el maestro dice estuve enfermo y me visitaste; el Moisés argentino, estuve enfermo y me quitaste los remedios; la Biblia enseña estuve preso y me visitaste; aquí, el señor, en una nueva doctrina de seguridad, reprime, castiga al pueblo; la lógica de Milei, el Moisés argentino, lleva el espíritu del neoliberalisno y el capitalismo salvaje».

«Este fue mi segundo viaje a Cuba», cambia otra vez Diego Ramos la dirección del relato y viaja mentalmente al año 2011; «yo tenía desde muy joven el deseo de conocer esa isla; la tierra de Fidel; historias que uno ha escuchado, mamado, leído de ese argentino conocido como el Che Guevara; de esa inquietud surgió la idea de ir a Cuba; me fui seco, hablando en criollo como santiagueño, no tenía muchas monedas; le escribí a un amigo, Pepe Frías, es español, vive en Quilpué, Chile, desde hace mucho; es un pueblito junto al mar; le mandé un mail: Pepe, estoy viajando a Cuba, qué me recomiendas; me respondió tengo un amigo allá, se llama Luis Carlos Marrero; es teólogo, pastor; te paso el contacto, él te va a indicar qué hacer allá».

«Le escribo a Marrero; al cabo de una hora, me contesta te espero en Cuba; me pregunta en qué vuelo iba; ni por foto nos conocíamos; cuando llego a Cuba solamente cruzamos una mirada; me dijo argentino, Diego; sí, Luis Carlos, le respondí; fui directamente a él; nos abrazamos, nos saludamos; me sacó del aeropuerto, yo tenia pagada una sola noche de hotel; al segundo día mi vida estaba en manos del destino o de los diseños, vaya a saber de qué deidades».

«Ese segundo día, Luis Carlos me fue a buscar, me llevó a su casa, comimos y me llevó a dormir a una iglesia en la que hospedan gente que anda de paso; donde encontré personas de muchos mundos con sus historias, preocupaciones; gente perdida, sola, buscada políticamente; gente que ha intentado construir un mundo más justo, ha sido perseguida; tuvo que parar ahí; conversé cuatro o cinco noches con gente de muchos lugares del mundo, gente que desde hace 15 o 20 años no ve a su familia».

Diego Ramos presentando su libro.

«Fue una experiencia muy fuerte, significativa que me golpeó bastante; comencé a caminar por La Habana, a conversar con la gente; me encantó la alegría de los cubanos, era como estar en Santiago; me invitaban a comer; en la calle encontraba esa sonrisa, esa simpatía, esa dignidad de ser cubano, ese ADN revolucionario vigente, presente; más que nada, esa revolución de la alegría que tiene el pueblo cubano; por eso baila, canta, repele la lógica tentadora del mercado con su manera genuina de vivir y sentir lo que es ser pueblo; en esos ocho días que anduve caminando por Cuba me empecé a preguntar, empecé a pensar cómo hacer, creo que surgió algo interesante».

«Sentado con mi matecito en el patio de Luis Carlos, le digo ¿Y si armamos algo en Santiago? Así surgió el Primer Congreso de Educación, Democracia y Juventudes Militantes; lo hicimos en Santiago del Estero en septiembre del año siguiente (2012); nos encontramos en La Banda, barrio Los Lagos; un sitio emblemático, de chacarera; el lugar de los Carabajal, de Peteco; zona con una mística tremenda; se hizo en el profesorado donde trabajo, que se llama Jesús el Maestro; participaron 800 jóvenes debajo de una carpa; trabajando en talleres, dinámicas; provocándonos, pensando qué más podemos hacer».

«Así surgio el segundo congreso del mismo tipo, con 2500 jóvenes de Colombia, Venezuela, El Salvador, Chile, Uruguay, Paraguay; referentes, militantes; hoy muchos ocupan cargos en los gobiernos de sus países; otros siguen dando batalla, dando la discusión en el territorio, en los lugares donde emergieron; con la mística vino un personaje de la amazonia peruana, se llama Israel, es cacique de su tribu, sigue dando la lucha por su tierra, su soberanía».

«Cuba fue un antes y un después en mi vida; ahí empecé a comprender que teníamos que empezar algo grande, interesante, que tenga sentido; me acuerdo de que me faltaba un día para volver y me quedaban 25 centavos de dólar en mi bolsillo; comía a las seis de la tarde; allá no es como en Argentina, que cenamos a las diez u once de la noche; o sea que a las seis de la tarde era mi última comidita; viajaba al otro día a las once de la mañana; hasta entonces, en ayunas custodiando la monedita, no se me fuera a caer».

«Luis Carlos consigue que un compañero me lleve al aeropuerto; una vez allá me siento en el bar y le pregunto al mozo cuánto sale un cafecito; me responde 25 centavos; con el cafecito me trae dos galletas de regalo; ahí se me abrieron el mundo y el horizonte, empecé a sentir y entender que no es con la avaricia, no es con el poder bajo la lógica de la dominación, sino para servir; ese viaje me abrió el corazón, la cabeza, el cuerpo, el alma; hay que construir una nueva lógica de poder; mediante el servicio, la fraternidad, la solidaridad; me embarqué en esta construcción con otros, por supuesto, esto no se hace solo».

Diego lanzó su libro en 2025 y hasta el momento lo presentó en escenarios de Argentina, Chile y Cuba. En Argentina se destaca su participación en mayo en la Feria del Libro de Buenos Aires. En el país trasandino expuso en abril en la Universidad de Santiago de Chile y la sede del Frente Amplio. En Cuba, como narra en el presente testimonio, participó de un congreso realizado en la ciudad de Bayamo, una urbe histórica de la isla que atrae a turistas de todo el mundo. Sus próximos destinos extranjeros serán Guatemala y El Salvador, tierras a las que llegará en los primeros días de noviembre.

«Debemos construir nuevos mapas, poseemos cartografías viejas para hacer política; tenemos un mapa obsoleto, necesitamos trazar un nuevo mapa en el campo popular; el día que ganó Milei fui fiscal de mesa, vi como los barrios más postergados votaron a Milei; por qué la gente que pensábamos era de nuestro territorio, el campo popular, votó a Milei; eso me desastilló la mente y el corazón; ahí me di cuenta de que la cartografía es obsoleta; hay que romper esos mapas y construir un nuevo mapa del campo popular».

«Eso significa que en estos años de trayectoria, de camino, de andanza no hay que olvidarse de la autocrítica», concluye Diego Ramos con la mirada transparente y el gesto severo; «muchas veces, uno por ser condescendiente con el poder se olvida de la crítica, se autocensura; cuando eso pasa dejamos de ser genuinos en las búsquedas reales».