Cristina y Enrique Schott: «Mueren 20 argentinos por día en hechos viales»
5/12/2023
por Lucio Casarini
Coordinan el Grupo JEN, cuyo nombre reproduce las iniciales de su hijo Juan y los dos amigos, Eugenio y Nehuén. Los tres, que eran porteños y estaban en el último año del secundario, perdieron la vida en 2011 atropellados por un alcoholizado al volante en la localidad de El Bolsón, Río Negro, mientras paseaban como mochileros. El testimonio de esta nota fue recogido el 26 de noviembre, Día Mundial de la Víctima Vial. Los esposos estuvieron entre los oradores del homenaje realizado en la Plazoleta del Semáforo, en la intersección de las avenidas 9 de Julio e Independencia, Capital Federal.
«Hoy es el día internacional en recuerdo de las víctimas viales», introdujo Cristina; «somos del Grupo Uno de la Agencia Nacional de Seguridad Vial; como todos los años, venimos a este monumento que homenajea a las víctimas y se llama Brotes de una nueva conciencia; es lo que queremos crear nosotros, los familiares; este mismo memorial y esta misma ceremonia se replica en los cuatro puntos cardinales del país; un monumento está en Buenos Aires, otro en Mendoza, otro en Ushuaia y otro en Salta; además, esta noche se van a iluminar los edificios emblemáticos de amarillo, el color de la seguridad vehicular».
«Somos Enrique y Cristina Schott, del Grupo JEN; el nombre tiene las iniciales de Juan, Eugenio y Nehuén, tres jóvenes de 17 años atropellados en la localidad de El Bolsón por una persona alcoholizada; desde que se produjo este hecho nosotros venimos bregando y concientizando en conjunto con muchas organizaciones de familiares para frenar esta pandemia, que es la muerte en el tránsito vehicular; estamos hablando de 20 muertes al día [en Argentina]; recordamos a las víctimas, acompañamos a los que quedaron y actuamos en consecuencia para que disminuya el número de afectados».
«Trajimos un banner hecho con uno de los cuadros de una muestra artística que está en El Bolsón; son diez lienzos pintados por los compañeros de colegio de los chicos, del Normal número 1 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, guiados por la mamá de Eugenio, una artista plástica ucraniana; qué cosa insólita; vinieron de Ucrania cuando explotó Chernobyl para que Eugenio no falleciese por la radiación y lamentablemente encontró la muerte acá; lo único que le quedó de consuelo a la madre, igual que a mí, es que eran lugares tan lindos donde estaban que pensaban volver para quedarse a vivir».
«Además hay otro cuadro, hecho por Olga, que es la artista plástica; se pintó ella; se dibujó sin corazón porque es como queda una madre cuando pierde un hijo; la imagen relata el caso de los chicos; del lado izquierdo está la justicia; desde aquel momento, hace 12 años que se hizo el bosquejo, no funciona, porque la balanza no se puede apoyar sobre los códigos existentes, que no sirven, no actúan sobre los hechos viales; o cuando actúan los consideran accidentes, algo que era inevitable; cuando esta tragedia, si el conductor no hubiera estado alcoholizado, no hubiera sucedido y los muchachos estarían dándonos nietos».
«Ahora vamos a bregar con las nuevas autoridades; el cambio de los códigos no nos beneficia a nosotros solos; cualquier progreso no devuelve a mi hijo ni a ninguna de las víctimas; los seres queridos que perdimos no se pueden recuperar; pero los funcionarios tienen en sus manos hacer lo que tienen que hacer para que se salven otras vidas; a eso apuntamos; el pensamiento de que a mí no me va a pasar no es cierto; todos estamos como en un bolillero; cada día que pasa se abre y salen 20 bolillas, las personas que lamentablemente van a morir en el tránsito; tomen conciencia de eso; todos estamos dentro del bolillero».