Bernarda y Francisco, padres de Ariel Frutos: «Queremos saber dónde está nuestro hijo»
El prefecto tenía 31 años cuando desapareció sin dejar rastro en 2015 mientras se encontraba en el partido de Ezeiza, provincia de Buenos Aires. Salió de su casa una tarde y nunca volvió. Esa noche estaba invitado a un casamiento. La familia, que ha golpeado todas las puertas, incluso la del presidente de la Nación, denuncia que se siente abandonada por la fuerza en la que trabajaba el muchacho y teje distintas hipótesis. Para empezar, puede estar vivo de incógnito en algún sitio o quizás permanece como NN en un cementerio. El buscado es oriundo de la provincia de Formosa, mide 1,75 metros y pesa 80 kilos. Ostenta contextura regular, tez blanca, ojos marrones y cabello castaño oscuro. El expediente se encuentra en manos de la Justicia de Ezeiza bajo la carátula de averiguación de paradero, con asesoramiento de la Dirección Provincial de Registro de Personas Desaparecidas. Los padres renovaron su ruego el 11 de julio en la Casa de la Memoria de la provincia de Chaco durante un conversatorio titulado: Nunca más violencia institucional.